Creatividad

Caleidoscopio Scully

En La Pedrera, podemos contemplar la retrospectiva dedicada a Sean Scully (Dublín, 1945), uno de los artistas abstractos contemporáneos más reconocidos. Desde sus orígenes figurativos hasta su deriva hacia el color abstracto y la oscuridad más introspectiva, hasta volver al refugio del figurativo, la exposición es una imprescindible instantánea de los últimos 40 años y de cómo todavía una ciudad como Barcelona, ​​y un recinto como La Pedrera, encajan en las tarde-vanguardias de finales de siglo que son capaces de renovarse en el nuevo milenio.

Pasaremos por alto la humana confusión en la entrada, donde una trabajadora preguntaba al propio artista si estaba en la lista de invitados: enseguida se dio cuenta, pero no dejaba de ser una situación cómica. Lo que vemos a continuación, en el patio de la entrada, es una ciclópea e icónica escultura de Scully en forma de pila de colores horizontales, como si fueran lomos de libros o fichas de juguete, uno de sus famosos landlines pero en formato XXL que enseguida nos sitúa en una cromática ochentera y en un espíritu de bienvenida festiva. Como decíamos, la fundación piensa a lo grande y el edificio, magno por sí solo, permite que se ubiquen obras magnas con las que se magnifiquen mutuamente. La clave, ya se avisa, será el color. Y el ritmo. El aura, el alma de los colores, de los cuerpos.

La obra de Scully es mayoritariamente abstracta y, a pesar de ello, conmovedora. Añadiría que, además, es comprensible y popular aunque esto no guste a algunos expertos. El propio Jaume Plensa me comenta en la entrada que, cuando ha visto las obras expuestas en las paredes y habiendo expuesto él no hace muchos meses, ha sentido como si le hubieran reformado la casa: en su caso la apuesta era más escultural, más 3D, y en el caso de Scully nos vamos mucho a las pinturas colgadas (también fotografía) por mucho que también encontramos sus bloques cuadrados de piedra o de mármol cortados con una precisión de Rubik, de límites claros y de precipicio.

Los cuadros de Scully son húmedos, barnizados, densos y normalmente cálidos, con bloques de color que se hacen de contrafuertes cromáticos y anímicos. Armonía del contraste, existencias que sólo pueden tener sentido unas con otras, combinaciones que parecen las únicas posibles. Líneas, franjas, bloques, Tetris antes del Tetris, Rothko complementario de Rothko y mucha más concreción semántica de lo que muchos querrán admitir. Vale, es abstracto: pero los sentimientos también lo son. Como los colores, que más que nombre lo que tienen es un estado de ánimo.

Algunos de los cuadros de Sean Scully en La Pedrera.

Comisariada por Javier Molins, que acompañaba a la consellera de Cultura, Sonia Hernández Almodóvar, de la mano de la directora de la fundación, Marta Lacambra, la exposición, que se upuede visitar hasta el 6 de julio, repasa cronológicamente las seis décadas de producción del irlandés y abandona con cierta rapidez lo figurativo (de regusto gauguiniano, pero con los colores subidos) para adentrarnos rápidamente en el minimalismo de los años 70 (que le ayudó a deshacerse de lo superfluo), hasta llegar a unos tiempos actuales, más emotivos, más honestos y desnudos, que llegan a evocar la pandemia y su propio estado depresivo. Scully pretende expresar en un bloque circunscrito la profundidad del espíritu humano. Y, como decíamos, sacar la abstracción de su hermetismo emocional y su excesiva introversión. Scully es, podríamos decir, una reconciliación saludable y funcional. Barcelona, ​​lo decimos hace años, necesita reconciliarse con el arte contemporáneo y volver a ser su principal impulsora a nivel internacional.

Ciudades, paisajes, pasados ​​por sus gafas calidocópicas. Boston, Massachusetts (que le llevó a trabajar puntualmente con las diagonales), nudos de carreteras, Tin Mal, rayas, ventanas, cuadrículas, varias piezas dedicadas a Barcelona (rectángulos y líneas en blanco y negro, levemente Tàpies, o bien grises y marrones, más levemente realistas). Arquitectura pictórica, urbanismo emocional, música geométrica. Contrastado con las modernistas columnas inclinadas y las paredes ondulantes de la fachada de la sala de exposiciones, Scully parece un retorno al orden pero dentro de la admisión de la propia vulnerabilidad: lejos de ser racional o noucentista, la réplica de Scully es radicalmente emocional y casi diría que romántica.

La muestra se puede visitar hasta el 6 de julio en La Pedrera.

Por eso Gaudí no se da bofetadas en él, sino que le acoge con total complicidad. En cuanto a la fotografía, Scully retrata superficies de fachadas e inmortaliza materiales constructivos, piezas del paisaje, aunque evidentemente cada retrato que él realiza es en el fondo un autorretrato. El regreso al figurativo pasa de puntillas por dos Madonnas que ni mucho menos, por mucho que lo intenten, permiten olvidar el viaje hacia el caleidoscopio del alma que acabamos de presenciar.

La exposición termina con una gran pantalla donde se proyecta el documental sobre el artista realizado por David Trueba, exponiendo el taller de Scully en Londres y su forma de desarrollar sus últimas obras, pero también su forma de entenderlas. Si es que es necesario entender. Si es que no está claro todo, suficientemente confuso, suficientemente independiente de ninguna palabra.

Compartir
Publicado por
Jordi Cabré

Artículos recientes

  • Escena

‘Laudamus te, Domine’

Los 'Responsorios de Semana Santa' de Bernat Vivancos, en el castillo de Perelada, han supuesto…

19 de abril de 2025
  • El Bar del Post

Álvaro Colomer: El alma descarriada del escritor

“Me defino a través de lo que hago. De hecho, soy un adicto al trabajo…

19 de abril de 2025
  • Música

Orquestra Sònica propone una fusión de instrumentos clásicos con música moderna

El objetivo de la formación es ofrecer una programación estable, con unos veinte conciertos anuales,…

18 de abril de 2025
  • Opinión

Elogio de la mona

Había odiado la mona durante mucho tiempo, pero ahora la necesito con una extraña ansiedad

18 de abril de 2025
  • Social Stories

Banco Sabadell lleva donados más de 430.000 euros con la iniciativa ‘Aces Solidarios’

Desde 2008, casi 60 fundaciones y ONG se han beneficiado de esta acción, que transfoma…

18 de abril de 2025
  • Profesionales

Las 102 primaveras de Esther Vilar

Desde el barrio de la Sagrada Família, esta barcelonesa ha ido haciendo puntas de ganchillo…

17 de abril de 2025