Gastronomía

Canaletes, una masía para reconquistar la Rambla con mucha brasa

En el local que ocupaba la histórica cervecería Baviera se ha instalado una propuesta gastronómica que pasa la mayoría de platos por el fuego, todos tradicionales de la cocina catalana, pensando en los turistas, pero también en los locales que hace tiempo que no pasean por el centro

Entre un bar de kebabs y una casa de cambio, ha abierto en la Rambla una masía. Lo ha hecho en el local que antes había ocupado el Baviera, que cerró con la pandemia y no volvió a abrir. El nuevo restaurante le toma el nombre a la Canaletes, la cervecería que se vio sustituida por un Burger King un poco más arriba. Con mucha brasa, el restaurante quiere reconquistar la Rambla y romper con la creencia generalizada de que se come mal y todo es demasiado caro, ofreciendo un producto de calidad y no las típicas turistadas. Una carta con nada de sangrías aguadas ni paellas precocinadas para no solo agradar a los comensales que estén de visita, sino también a los locales que nunca van al paseo más famoso de su ciudad conscientes de que ya no es lo que era.

“Antes, bajar a la Rambla era una fiesta”, recuerda Norma Galofré, directora de operaciones del nuevo restaurante, “y ahora vivimos de espaldas”. Para enmendarlo, Canaletes ofrece recetas catalanas de toda la vida, siempre cocinadas a la brasa, ya sea pan con tomate, patatas bravas reinventadas en formato patatas al caliu rellenas de puré de patatas, puerros presentados como calçots o butifarra. A eso, se suma el porrón de vino, poniendo a disposición de los clientes un babero para evitar accidentes, tanto si son novatos como si son de los que nunca consiguen acertar el tiro. También la decoración es típica de masía, con sillas y taburetes de rafia, bóvedas, tejas y ladrillos. Tosco, pero cuidado. “Queremos que la gente se lo pase bien y disfrute de la cultura local”, remarca Galofré.

Sabiendo que una buena parte del público irá buscando tapas o una paella, Canaletes le da una vuelta para no decepcionar a nadie y mantener la esencia. Por ejemplo, se puede pedir un platillo de fuet, un poco de jamón, olivas, escalivada o un empedrat para empezar. Luego se sigue con un hot dog, pero hecho de butifarra y acompañado por judías y alioli, etiquetado como catalan hot dog, o un arroz, pero a la brasa. “Daremos lo que el turista pida, pero lo cocinaremos como te lo tomarías aquí”, resume la responsable de operaciones. Si de postres quieren helado o coulant, también podrán atreverse con un flan, para acabar con un chupito de ratafía.

Las bravas de Canaletes.

“No disfrazamos las cosas y apostamos por productos de calidad”, remarca Galofré, a lo que el jefe de cocina, Germán Lérida, añade que se priorizan recetas de digestión fácil, bien cocinadas y sin ultraprocesados ni fritos. La verdura es una pata esencial de la carta, no solo con los puerros en formato calçot, también con la col, muy suave, y la berenjena, con salsa soja y miel, muy crujiente. Lérida, antes en Can Fabes y la Masia del Montseny, coordina todo el proceso a pie de barra, desde donde se pueden seguir sus directrices mientras se come. Con un ticket medio de 35 euros, lo más típico es compartir los primeros y escoger un segundo, algo también bastante local.

Conscientes de que la coletilla “a la brasa” no es excesivamente internacional, los propietarios del nuevo Canaletes lo tradujeron como barbecue, poniendo unas luces de neón —en inglés— en la entrada para convencer hasta al más despistado. Por si no bastará y sabiendo que se encuentran delante de un lugar de peregrinación para los culés, han reforzado el eslogan con Força Brasa.

Abierto desde finales de julio, los primeros meses de vida de Canaletes están sirviendo para traducir su oferta, así como irse adaptando a la demanda. De momento, entre la clientela, la proporción entre turistas y locales es de 60-40. Propiedad del grupo hotelero Smart Room Company, la inversión para poner en marcha el local ha sido de 500.000 euros y se han creado 18 puestos de trabajo.

Hasta la lechuga se hace a la brasa.
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Publicado por
Cristina Martín Valbuena

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