El proyecto Retexcat lleva hasta las tiendas de Mango las primeras piezas de ropa confeccionadas con tejido obtenido de ropa usada en el territorio
Ropa para reciclar para el proyecto Retexcat.
Desde hace años, Catalunya es una de las regiones punteras a nivel global en el reciclaje textil y retales que sobran en las fábricas a la hora de confeccionar ropa. Sin embargo, este residuo textil vinculado a la fabricación representa sólo un 20% del total de tejidos que se desechan: en Europa, el 80% proviene de prendas usadas, que terminan principalmente en centros de tratamiento ubicados a miles de kilómetros, a menudo en Asia.
En un contexto en el que Europa aspira a ampliar y mejorar la gestión de los residuos que genera, la cadena de valor del textil en Catalunya se ha organizado desde los eslabones industriales hasta las firmas de moda, con el objetivo de situar Catalunya no sólo como líder del reciclaje textil preconsumo, sino también postconsumo, como explica Jordi Costa, secretario técnico del Pacte per la Moda Circular, impulsado por la Generalitat.
“Siendo que en Catalunya ya somos líderes del preconsumo, tenemos una doble oportunidad: una oportunidad ambiental, de gestionar nuestros residuos, y una oportunidad empresarial y económica, de dinamizar a un sector que ya es líder en su segmento y que podría serlo de todo el reciclaje textil en Europa”, garantiza el también gerente de Datambient, compañía de servicios medioambientales que coordina el proyecto junto al Clúster Català de la Moda.
Con este doble objetivo, en 2023 nació la iniciativa pionera Retexcat, que ha alineado a 18 empresas y entidades del sector de la moda y de la gestión de residuos ya existentes para maximizar la circularidad de la industria textil. Ahora, el proyecto ha alcanzado un hito: ha llevado hasta el mercado las primeras prendas diseñadas y confeccionadas a partir de residuos textiles a través de los actores de la cadena.
En concreto, la iniciativa ha conseguido convertir más de una tonelada de ropa utilizada en chaquetas y pantalones que ya se están comercializando en Mango Kids, la línea infantil de la multinacional catalana. Y lo ha hecho desarrollando un proceso y tecnología innovadora que engloba a los diversos estadios de la cadena. “Hemos demostrado la viabilidad tanto técnica como económica del proyecto”, reivindica Costa.
Todo empieza con la recogida de la ropa, a través de dos canales: los contenedores, a través de Solidança, y el take back en empresas de moda que participan en el proyecto, que incluyen a Yerse, Boboli, Sita Mur, System Action y Simorra, que así contribuyen a avanzar en la circularidad de su propio mercado. Después, se selecciona la ropa que puede ser reciclada y se clasifica según colores y composiciones, a través de la visión artificial de Picvisa, tecnológica que opera desde el DFactory de la Zona Franca. Una vez clasificada, llega el turno de la extracción de elementos como botones, cremalleras, etiquetas y bordados, que se extraen de la ropa con un proceso manual de los profesionales de la empresa Coleo, que trabaja en el sector desde hace 12 años y cuenta con un centenar de trabajadores.
Llega entonces el turno de la fase más industrial del proceso, que empieza con la trituración de la ropa, con los procesos de Triturats la Canya, que acumula un siglo de trayectoria recuperando fibras textiles desde Girona. Después, lo que antes era ropa usada se separa y se mezcla con otros materiales para crear los hilos que confeccionarán nuevas prendas. En esta fase, las empresas Hilaturas Jesús Rubio, Hilosa, Pagès Valentí y Planafils han experimentado con el porcentaje de fibra de material secundario adecuado para conseguir hilos de calidad para dar forma a nuevas prendas para las firmas de moda que participan en el proyecto. Luego, empieza la fase del tisaje, tras la que el tejido está listo para darle los acabados enfocados a alargar la durabilidad de la ropa con Estampados DAMF. Finalmente, Coleo confeccionó las nuevas prendas en una fábrica propia en Tánger, y el material llegó de nuevo al mercado reconvertido en nuevas piezas de moda, cerrando así el círculo.
El proyecto, que cuenta con una subvención de 854.000 euros de la Agència de Residus de Catalunya, se ha centrado hasta ahora en prendas de moda de algodón, y ya mira hacia otros ámbitos. “Estamos empezando a coordinar otro proyecto con una quincena de empresas centrado en textil para el hogar”, ámbito en el que Retexcat ve un gran potencial. Sin embargo, lo explorará sin dejar de lado el sector de la moda, y es que se están estudiando nuevos encargos que repliquen el proyecto actual de algodón, y se están explorando las aplicaciones en lana, con tres empresas más.
“Hemos probado que es posible realizar un reciclaje textil de tal calidad que pueda llegar a firmas como Mango. Ahora, el reto es el coste”, explica Costa. Y es que, por ahora, las prendas de textil de primer uso se venden a un precio más bajo que las de material reciclado: “Mucha gente cree que lo reciclado tiene que ser más barato, y no es así, ya que los procesos que intervienen son más caros”. Sin embargo, la legislación europea va en la dirección de promover el reciclaje textil, con la posibilidad de que las marcas asuman parte del coste del proceso, y los procesos pueden abaratarse si la industria gana volumen y automatiza procesos: “Podríamos llegar a un paradigma en el que se acerquen mucho los dos precios”.
Desde Coleo, Nacho Bueno coincide en defender que “cuando se escale, los precios serán mucho más competitivos”, aunque reivindica que ya lo son: si no, las grandes empresas no adquirirían los que ya confecciona Coleo de tejidos a los que dan una segunda vida. Y no todo es cuestión de precio: el impacto medioambiental del reciclaje es muy inferior del de confeccionar ropa de recursos vírgenes. El consumo de agua es mil veces menor, y genera nueve veces menos CO2: “Hacer las cosas bien, a menudo es más caro”. Así, aunque se obtiene igualmente un tejido, ambos procesos dan prioridad a aspectos distintos: “Son dos realidades difícilmente comparables”.
Así, según Bueno, este proyecto evidencia que “la industria textil se encuentra en un momento que requiere un cambio”, y que Catalunya dispone de una industria y una oportunidad competitiva para despuntar en un ámbito llamado a crecer durante los próximos años.
“Ya tenemos la tecnología, ahora tenemos que conseguir que se compre de forma sostenida y escalable”, ha remarcado Costa, con una meta final: avanzar hacia la circularidad de la industria textil y demostrar que no es solo viable, sino imprescindible para un modelo más sostenible y de proximidad que beneficie al tejido empresarial catalán.
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