Licenciada y doctora en Física, Caterina Biscari dirige el Sincrotrón Alba desde 2012, cuando los primeros usuarios empezaron a utilizar esta gran infraestructura científica para hacer experimentos de investigación. Fue el primer acelerador de partículas de España y todavía hoy es una de las herramientas más preciadas en investigación en salud, ciencias de la vida y la industria del sur de Europa. Y al frente está una mujer apasionada por su trabajo y por todas las respuestas que este potente ojo de la ciencia nos puede llegar a dar.
La directora del Sincrotrón Alba, Caterina Biscari. © Àngel Bravo
Entramos en el centro neurálgico del parque del Alba, en la fuente de luz Sincrotrón Alba, las gafas más poderosas para la investigación científica, capaces de explorar la materia hasta llegar al átomo. Esta potencia lumínica se obtiene de electrones generados calentando metal de tungsteno a mil grados, que se hacen girar dentro de una anilla gigante, un acelerador de partículas que da un millón de vueltas por segundo, a la velocidad de la luz.
Los rayos desembocan en laboratorios donde los científicos resuelven cuestiones de ámbitos como el farmacéutico y la salud, las industrias alimentarias, la microelectrónica o el medio ambiente. Ahora, el Sincrotrón Alba se prepara para crecer y transformarse en acelerador de cuarta generación. Lo hace al mismo tiempo que a su alrededor, en este parque bautizado con el nombre de la primera luz del día —alba—, se construyen alojamientos y servicios que harán más fácil la vida de los investigadores y enriquecerán la zona con viviendas y comercio para todo el mundo.
— Empecemos explicando qué es un sincrotrón.
— Es una infraestructura científica que permite producir luz que emiten electrones acelerados para el estudio de la materia. Podríamos decir que es como un gran microscopio, pero no solo eso, porque su luz ofrece información sobre características electromagnéticas de la materia, esencial para el desarrollo de materiales en medicina, ciencias de la vida y en todos los campos en los cuales la sociedad tiene retos: la energía, la sostenibilidad, los nuevos materiales y nuevas tecnologías, o materiales cuánticos. Un sincrotrón es el sistema más grande de acelerador de partículas y lo que hacemos con él es entender las propiedades de la materia.
— ¿Qué tipo de investigaciones se hacen en él?
— Tenemos trece líneas experimentales, más una en construcción, que estará en marcha en 2027. Son laboratorios específicos desarrollados cada uno con una tecnología diferente, basada en las diversas interacciones con la materia. Actualmente, se pueden hacer trece experimentos al mismo tiempo, durante el día y la noche, porque el sincrotrón está en marcha 24 horas los siete días de la semana, durante 220 días al año y, por lo tanto, ofrecemos miles de horas de luz a los usuarios.
“Los aceleradores de partículas son esenciales para el desarrollo de fármacos y vacunas”
— ¿Quién son sus usuarios?
— Son investigadores que vienen de fuera y los 70 de nuestra plantilla de 270 trabajadores del sincrotrón, que hacen sus propios experimentos y ayudan a los de fuera. En 2024, tuvimos 3.500 usuarios —la cifra récord—, 1.000 más que en 2023. La mayor parte de usuarios son académicos. Utilizan el acelerador de partículas de manera gratuita y acceden a través de un proceso competitivo. Hacemos dos convocatorias al año; un panel internacional de científicos evalúa las propuestas que se presentan, y se les da acceso a las escogidas. Con los años, las propuestas han ido aumentando, hasta el punto en que ahora llegan más o menos el doble de las que podemos admitir. El 60% de los experimentos que se hacen son nacionales, y el 40%, internacionales. El 45% intentan resolver cuestiones sobre ciencias de la vida, y el 55%, sobre materiales.
— ¿Y cómo se gestiona?
— Los investigadores académicos hacen sus experimentos de forma gratuita, pero tienen que pasar un proceso competitivo y publicar los resultados en revistas científicas en abierto, accesibles a todo el mundo. En cambio, los usuarios industriales vienen directamente y pagan. El contacto con estos últimos se hace mediante la oficina industrial que tenemos dentro del sincrotrón, nuestro punto de contacto con la industria, a través de dos vías: por un lado, con la industria que quiere venir a investigar y, por otro, con la industria que desarrolla las innovaciones que necesita el sincrotrón para funcionar.
— Dentro de los usuarios industriales, ¿qué sector es el que más usa el sincrotrón?
— La industria farmacéutica. Los aceleradores de partículas son esenciales para el desarrollo de fármacos y vacunas, es un sector que siempre ha usado el sincrotrón, porque con él se pueden estudiar las proteínas con resolución atómica, y esto es esencial. Al principio, la industria no sabía qué hacer con el sincrotrón, y nos hemos acercado a ella para explicar qué pueden obtener con nuestros instrumentos. Sobre todo, son pequeñas y medianas empresas que necesitan hacer un experimento, y nosotros les ayudamos a analizar los datos. Así contribuimos a la innovación local. Algunos proyectos se hacen con fondos europeos con los que se da el primer acceso a las pymes de forma gratuita, y se rompe así una primera barrera. Más de 20 pymes españolas han accedido así, y el 30% han vuelto a ser usuarias y ya están dispuestas a pagar. De toda Europa, España es la que más lo ha aprovechado.
— ¿Se hace un seguimiento de lo que se deriva del estudio que se hace aquí?
— De entrada, como decíamos, los usuarios académicos hacen la publicación en abierto. Hemos hecho un estudio con economistas de la universidad de Milán para saber cuántas de estas publicaciones tienen impacto en la innovación, y han salido números excepcionales: unas 2.900 publicaciones y, de estas, 2.600 han sido citadas para más de 4.000 patentes. El impacto de las publicaciones de lo que se investiga aquí nos sitúa entre los mejores del mundo. Nosotros tenemos algunas patentes, pero no es nuestro objetivo.
“En el campo de las ciencias de la vida, tener un instrumento de este tipo te da unas posibilidades increíbles”
— Cuando este sincrotrón se inauguró, era el más moderno de Europa.
— El nuestro fue el último o penúltimo de tercera generación. Ahora ya hay algunos de cuarta generación, y nosotros preparamos el prototipo del acelerador principal del Sincrotrón Alba 2, que también será de cuarta generación. Si ahora la dimensión del haz de luz del acelerador es equivalente a la de un cabello, con la instalación del de cuarta será diez veces más pequeño, mucho más focalizado e intenso, para poder mirar detalles con mayor resolución. Y sumaremos tres líneas más de investigación a las 14 actuales, que también renovaremos. Las nuevas serán más largas y saldrán al exterior del actual edificio, ganando resolución. Se conseguirá visión en una milésima de milésima de milímetro, es decir el nanómetro. Podremos ver detalles que ya veíamos, pero de manera todavía más potente.
— Aumentarán los puestos de trabajo.
— Ya hemos ido creciendo, y ahora hemos abierto más plazas. Naturalmente, necesitamos científicos con experiencia, ingenieros, administrativos, científicos de datos, físicos de aceleradores, muchos tipos de perfiles. Cada plaza que abrimos la comunicamos en nuestra web y en los canales que llegan a todo el mundo científico de más alto nivel. También hacemos difusión a través de las administraciones y campañas de divulgación. A los informáticos, por ejemplo, los vamos a buscar a ferias de estudiantes, y muchos vienen de la universidad, con becas. Entre mayo y junio abriremos la convocatoria, tenemos una quincena de plazas cada año, de seis meses de duración. También trabajamos con estudiantes en FP Dual, con mucho de éxito, incluso recibimos un premio. Este es un proyecto muy atractivo, y viene mucha gente de fuera. De los 270 que somos, un 28% son extranjeros.
— ¿Qué tipo de estudios han pasado por el Sincrotrón Alba?
— Por ejemplo, uno sobre células de pulmón con el virus de la covid, y con el Hospital Sant Joan de Déu se estudian enfermedades raras con ensayos clínicos difíciles, porque son muy costosos y hay muy poca gente. Se mira el efecto de los fármacos en las células de enfermedades raras y se ve qué fármacos han hecho efecto y cuáles no. Se observan células con cáncer o hepatitis C y se ve su reacción a un fármaco u otro; si el virus muere y la célula se regenera. Esta es la belleza de entender. En medicina, primero se funciona con prueba-error. Pero aquí, la medicina llega a ser una ciencia exacta. Porque lo ves. Y esto es fantástico. En el campo de las ciencias de la vida, tener un instrumento de este tipo te da unas posibilidades increíbles.
— Y en el campo de la industria, ¿qué innovaciones han tenido que ver con el sincrotrón?
— Se ha estudiado, por ejemplo, la eficiencia de las placas solares al obtener energía. Se publicó un estudio en la revista Science que mostraba que, si normalmente se puede distribuir un 20% de la luz que recibe una placa solar, con otro tipo de placas determinado la eficacia superaba el 30%. La energía es uno de los problemas más grandes en la actualidad, como la producción de datos y el enorme consumo de agua que requiere. Pues aquí también se estudia cómo producir oxígeno verde a través de catalizadores, para tratar de desarrollar electrónica que no produzca tanto calor. Por eso es importante desarrollar la espintrónica; en la electrónica, lo que mueves son los electrones para producir energía, y les tienes que dar energía para que lo continúen haciendo. En cambio, el movimiento magnético de los electrones, el espín, es un sistema que hace que los electrones consuman menos energía. Aquí, de todos modos, ni producimos baterías, ni placas solares, sino que hacemos la investigación que permite que se puedan hacer.
“En el desarrollo de la IA es esencial que haya mujeres porque, si no, será machista”
— Como directora al frente de una herramienta tan potente para la ciencia, ¿por qué cree que no hay tantas mujeres en este ámbito laboral?
— Primero es necesario que elijan carreras de ciencias en la universidad. Por eso el trabajo con las escuelas es tan necesario, porque lo tienen que decidir cuando son niñas. La idea de que la ciencia es una materia de hombres se la tienen que borrar. Todas trabajamos con tecnología. Yo espero que cambie en el futuro. En el desarrollo de la IA es esencial que haya mujeres porque, si no, será machista. Si los datos son dominados por los hombres, la IA dará soluciones machistas. Por lo tanto, la mujer es absolutamente necesaria. El modelo de la sociedad está basado en el hecho de que la mujer trabaje, pero que además haga cosas que sirvan para cuidar a los demás.
— Paseando por dentro del edificio donde está el acelerador de partículas, nos hemos encontrado un grupo de adolescentes, una visita escolar. Y los ha saludado y les ha dicho: “Yo soy la directora”.
— Lo hago siempre, para que vean que una mujer es la directora de todo esto. Y el mensaje que cada vez transmito más es que, sin la tecnología, ya no cuidamos. Y estaría bien que fueran más ellos quienes se ocuparan de cuidar, pero lo que quiero remarcar es que, incluso para cuidar, necesitas desarrollar la tecnología. Es importante que haya este cambio de educación en el ámbito propio de los colegios.
— En su etapa escolar, ¿ya tenía claro que elegiría una carrera de ciencias?
— Me gustaban mucho las matemáticas, y tenía facilidad para ellas. Cuando estudiaba física en el Liceo Italiano, me gustaba mucho, también el dibujo y la arquitectura, pero el último año en física me hacía tantas preguntas que nadie me sabía responder, que mi elección ya se convirtió en un tema de curiosidad, la necesidad de entender. Y en esto cuenta mucho la educación para pensar, es muy importante la educación humanista. A mí me influyó más en mi deseo de entender el profesor de filosofía que el de mates o física, porque era quién explicaba por qué la humanidad se hacía las preguntas.
— ¿Qué significará para el Sincrotrón Alba toda la transformación prevista a su alrededor?
— La aprobación del plan urbanístico prevé una actividad muy potente, y eso es muy positivo. Lo es, en general, para la economía, para la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), para Cerdanyola, para el parque del Alba y para nosotros. Poder tener una residencia de investigadores que puedan venir a pie y en cinco minutos estar aquí es fantástico, porque nosotros trabajamos día y noche. El sincrotrón se instaló aquí porque los estudios geológicos previos que se hicieron determinaron que se daban las características que requería una instalación como esta, que tiene que estar en un terreno muy estable por la actividad que se hace observando milésimas de milésimas de milímetro. Y la idea era ya desde el inicio que, alrededor, creciera un parque científico, con institutos e industrias, pero por la crisis económica, toda la actividad extra se frenó, y ahora se reactiva.
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