El Bar del Post

Celia Santos: Lo bien que se está en el otro lado

“Para definirme, te diría que soy una chica de pueblo a la que siempre le ha gustado mucho leer”. La escritora Celia Santos sonríe, arropada por la calma matutina de primera hora en el Bar. Pide un café con leche y un cruasán, “pero que sea de sobrasada”, mientras sigue los tranquilos compases de Piel de celuloide de Ángel Petisme. “Mi amor por la literatura me llevó a colaborar con muchos medios hablando de temas de literatura y cultura”, prosigue.

Nacida en Bergara y afincada en Barcelona desde los 25, desde joven se curte hablando de libros en diversos medios digitales, para, poco después, dar el salto a la televisión dirigiendo, durante siete años, su propio espacio de recomendaciones literarias en la TeleTaxi de Justo Molinero. Una labor que combinó con la coordinación de la web literaria Más que palabras. El paraíso, sin duda, para todo amante de los libros.

Pero faltaba algo. La necesidad “de traspasar la valla que separa a los que hablan de libros de quienes los escriben”. En 2011, por fin, saltó al otro lado. “Publiqué mi primera obra, el cuento infantil El faro de los corazones extraviados, y fue un sueño cumplido, porque vi que podía contar las historias que tenía dentro y que estas podían conectar con los lectores, emocionarlos”.

Confiesa que no vive de escribir; casi nadie lo hace en este país, por lo que complementa su faceta de autora con trabajos de edición, formación y tutoría para escritores y lectores profesionales. “Desde hace relativamente poco, soy freelance, y eso me obliga a organizarme mucho”. Pero está contenta: “Estoy orgullosa de mi independencia, algo que he defendido siempre, haciendo frente a las dificultades. El camino ha merecido la pena”.

Historias extraordinarias de mujeres extraordinarias

Desde que dio el salto a ese proverbial “otro lado”, a Celia no le ha ido nada mal. Tras un segundo relato infantil, en 2018 debutó en la narrativa para adultos con La maleta de Ana, sobre las mujeres que en los años 60 viajaban a Alemania a labrarse un futuro en aquella Europa que entonces quedaba tan lejos de aquí, en todos los sentidos. “Fue un éxito inesperado, porque vendió muy bien”. Casi le sigue sorprendiendo aquel excelente resultado. Con el siguiente, Más rápida que la vida, una biografía novelada de Dorothy Levitt, primera piloto de carreras del Reino Unido y una de las primeras del mundo, llegó el jarro de agua fría. “Aquel libro salió en plena pandemia, con la gente confinada”. Y, como tantas obras de aquel infausto 2020, se estrelló.

En 2018 debutó en la narrativa para adultos con La maleta de Ana.

Con La niña de Rusia volvió a remontar el vuelo. “Este es un libro que viví muy a fondo, porque es la historia de mi vecina, que, en su niñez, durante la guerra, fue enviada a Rusia. Tuvo una vida increíble que merecía ser contada”. Y sorbe un poco de café, antes de añadir: “¡Y no te creas! Para los 100 años que tiene ahora, está muy bien”. Y pronuncia cada una de estas palabras con un afecto enorme.

— Y poco más de dos años después, acabas de publicar nueva novela.

Celia Santos afirma, satisfecha, a propósito de El país del atardecer dorado (Ediciones B) que, como no podía ser de otra manera, aborda una historia de mujeres tan verídica como increíble, la del Plan Marta: un acuerdo migratorio firmado entre España y Australia que hizo que, entre 1960 y 1963, más de 800 españolas, jóvenes y solteras, viajaran al país de las antípodas para contribuir al aumento de su población cristiana. Este marco sirve a la autora para construir una historia de silencios rotos a base de coraje, donde la protagonista, Elisa, ya ha perdido demasiadas cosas como para tenerle miedo a nada.

Viviendo (en) la ciudad de los prodigios

La de la parroquiana con Barcelona es “una relación de mucho, mucho amor”, sonríe. “Tenemos mar, montaña y el mejor trazado urbano posible”. Y, sobre todo, en este profundo vínculo afectivo con la urbe, tiene un peso específico su espíritu literario. “Todas esas novelas que la explican, que la narran, la mejor de las cuales es, para mí, es La ciudad de los prodigios de Eduardo Mendoza”.

Para Santos, La ciudad de los prodigios de Eduardo Mendoza es la que mejor explica la ciudad.

Enojada, no obstante, con “el escándalo de los alquileres que afecta Barcelona”, la escritora Celia Santos advierte de que “no podemos sacrificar una ciudad, su esencia, su carácter, sus habitantes, en aras del turismo; deberíamos parar esto”. Termina su café, liquida el último bocado de cruasán y mira la hora. “He quedado un poco más tarde, al mediodía, con mi hijo Jordi. ¿Aquí tenéis para comer, ¿no?”.

— ¡Y tanto! Tenemos de todo. Carta, platos combinados, bocatas, menú. Todo exquisito… ¡y no pensado para turistas cutres!

Celia Santos ríe y afirma con la cabeza. “Yo soy de menú clásico con su vino con gaseosa y todo”, revela.

— Pues no se hable más.

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Alberto Valle

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