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El palacete de ‘La Sombra del Viento’ renace como un hotel de lujo

Culmina la remodelación de la Torre Macaya de la Avenida Tibidabo, transformada en el Hotel Boutique Mirlo, de 16 habitaciones

Durante años, la Torre Macaya, situada en la Avenida Tibidabo de Barcelona, ha sido un lugar de peregrinación de miles de lectores de La Sombra del Viento, el célebre libro de Carlos Ruiz Zafón, considerado como la segunda novela más  vendida de la Literatura Española, solo por detrás de Don Quijote de la Mancha​. En este singular inmueble modernista, construido en 1918, se resuelve el enigma de la novela, por lo que es uno de los lugares de culto de las rutas literarias basadas en la obra de Ruiz Zafón, que ha sido traducida a 36 idiomas. Ahora, tras someterse a una profunda remodelación, la torre acaba de renacer como un hotel de lujo de 16 habitaciones, ampliando la oferta turística en el segmento más premium en un momento que no se caracteriza, precisamente, por las nuevas aperturas en la ciudad.

La piscina y el solarium del nuevo Hotel Mirlo.

El nuevo Hotel Boutique Mirlo, en el número 32 de la Avenida Tibidabo, se presenta como “un refugio de intimidad y relax a pocos minutos del centro de la ciudad” y aplica el denominado concepto slow luxury, con cinco tipos de habitaciones equipadas todas ellas con camas king size y spa privado, y algunas con jardín o terraza propias. El precio por noche supera los 200 euros.

El edificio modernista, que ha cumplido los cien años en pleno proceso de rehabilitación, fue construido como una torre de veraneo por Roman Macaya, uno de los promotores del Tibidabo, quien también encargó al arquitecto Josep Puig i Cadafalch el Palacio Macaya, ubicado en el Paseo San Juan. A pesar de que la torre sigue siendo propiedad de la familia, hace años que ya no se utiliza como residencia. De hecho, en los años 90 acogió la sede de la agencia de publicidad Ogilvy en Barcelona, en la que había trabajado, precisamente, Carlos Ruiz Zafón como publicitario.

A comienzos de 2018 trascendió que la Torre Macaya había sido alquilada por la empresa italiana So Unique para convertirla en un hotel boutique. En su momento, el consejero delegado de esta firma, Saverio Cancellara, anunció su intención de invertir 2,5 millones de euros en la apertura del establecimiento, que preveía inaugurarse en 2019, aunque finalmente no ha sido hasta ahora que ha podido abrir sus puertas. El Hotel Mirlo pudo escapar por distintas razones de la moratoria hotelera decretada en Barcelona, ya que contaba con los permisos necesarios desde antes de que entrara en vigor. Además, el hotel está ubicado lejos del centro y tampoco tiene otros establecimientos cerca, por lo que el proyecto ha podido ejecutarse.

Una de las 16 habitaciones del hotel, con grandes ventanales.

El palacete de la Avenida Tibidabo forma parte del patrimonio de Barcelona y cuenta con un jardín romántico en el que se ha construido una nueva piscina. En su interior destaca una escalera, el elemento central de la casa y con fuerte carga literaria, ya que se trata de la “escalinata de mármol quebrada y cubierta de escombros y hojarasca” que se describe en La Sombra del Viento, aunque en realidad la escalera del hotel es de madera, material característico del modernismo.

Las 16 habitaciones del Hotel Boutique Mirlo cuentan con amplios ventanales con vistas al jardín y a la ciudad y con una ducha efecto cascada con hammam. Algunas de ellas disponen también de hidromasaje con cromoterapia y sauna con baño de vapor seco. Cada estancia tiene entre 25 y 50 metros cuadrados y la suite disfruta también de un balcón privado. El establecimiento quiere enfocarse a clientes que “amen la naturalidad y el mimo por los detalles” y que busquen descansar o evadirse dentro de la ciudad, con un servicio personalizado y acompañado de una buena oferta gastronómica. En este sentido, el restaurante El Nido del Mirlo ofrece una carta de desayunos y restauración abierta a la ciudad y diseñada por el chef Ismael Alonso. La sala se caracteriza por unos grandes ventanales abovedados con vistas al jardín, aunque cuando haga buen tiempo también se podrá comer al aire libre, bajo una pérgola que simula los nidos de mirlo.

La torre modernista está rodeada de un jardín romántico proyectado hace un siglo.
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Publicado por
Sergi Saborit

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