La capital catalana ha elaborado un plan para minimizar el uso del coche privado y conseguir que en el año 2024 más del 80% de los desplazamientos urbanos se hagan a pie, en transporte público o en bicicleta
El AYUNTAMIENTO DE BARCELONA QUIERE REDUCIR EN UN 25% LOS DESPLAZAMIENTOS EN coche. ©Edu Bayer
La transformación del modelo de movilidad es el gran reto que tienen por delante las grandes ciudades a raíz del crecimiento de la población, la necesidad de combatir el cambio climático y de mejorar las condiciones de vida de las personas, que buscan espacios más habitables, más seguros y menos perjudiciales para su salud. Ante este hecho, resulta vital poder introducir cambios que permitan conjugar todos estos elementos sin comprometer el crecimiento económico y con el suficiente consenso social.
Puede parecer la cuadratura del círculo, pero hay algunos vientos a favor que pueden facilitar esta transformación, como el imparable proceso de digitalización y la adopción de tecnologías revolucionarias para el funcionamiento de una ciudad como las redes 5G. La mayor concienciación medioambiental de las nuevas generaciones, los objetivos de desarrollo sostenible que están incorporando las grandes empresas en su día a día, el incremento del teletrabajo y, sobre todo, la necesidad de tener una ciudad con una elevadísima calidad de vida para poder seguir atrayendo talento son otros elementos impulsores de este proceso. Un proceso hacia un modelo necesariamente más sostenible y que requiere decisiones valientes, bien estudiadas, avaladas técnicamente, y que no respondan a intereses partidistas, sino que sean fruto de grandes consensos y de un debate urbano con luces largas, ya que se trata de planificaciones que sobrepasan los mandatos municipales.
Con la voluntad de dar respuesta a este contexto, y con el horizonte fijado en 2030, el Ayuntamiento de Barcelona acaba de presentar la propuesta definitiva del Plan de Movilidad Urbana (PMU), un ambicioso documento que dice haber trabajado con una treintena de entidades y que ahora será objeto de debate entre los grupos municipales y que también podrá ser enmendado durante el período público de alegaciones previo a la aprobación definitiva en el plenario del Consejo Municipal.
Los objetivos del plan
El gran objetivo del plan es que en el año 2.024 un 81% de los desplazamientos en la ciudad se hagan de forma sostenible, es decir, a pie, en transporte público o en bicicleta. La idea del consistorio que encabeza la alcaldesa Ada Colau es minimizar el uso del vehículo privado y, para ello, se quieren adoptar un montón de medidas que no serán del gusto de todos y, por tanto, requieren el máximo consenso. Entre ellas, destaca la implantación de la velocidad máxima a 30 km/h a toda la ciudad, la construcción de 67 kilómetros más de carriles bus, 32 nuevos kilómetros de calles peatonales, el aumento del 40% de la red de carril bici, la prohibición de aparcar motocicletas en las aceras y la práctica desaparición de la posibilidad de aparcar gratuitamente un coche en la calle, ya que el área verde o azul se extenderá al 90% de las plazas disponibles, de las que cada vez habrá menos.
La clave para lograr todo esto es la mejora del transporte público. El Ayuntamiento ha estimado en 6.500 millones de euros la inversión que deberán hacer el conjunto de las administraciones implicadas para que Barcelona tenga una red de metro, autobuses, trenes y tranvías capaz de dar respuesta a los objetivos que persigue el Plan de Movilidad urbana.
Esta cifra equivale al 90% de los costes que ha calculado el consistorio que tendrán todas las actuaciones necesarias para ejecutar el plan y que suman un importe global de 7.163 millones de euros.
¿Y en que se gastarán ese dinero? El PMU 2024 se concreta en 60 líneas de actuación y más de 300 medidas específicas centradas en favorecer los desplazamientos con modalidades sostenibles; reducir los desplazamientos ineficientes o contaminantes; y regular y mejorar la eficiencia de la considerada “movilidad esencial”, un concepto nuevo, pero también difuso, que ahora se pone sobre la mesa.
Según el Ayuntamiento de Barcelona, los retos que persiguen estas 300 medidas son “garantizar el derecho a la movilidad; velar por la salud y la seguridad de las personas; contribuir a la recuperación de la actividad económica y comercial; y combatir la crisis climática y mejorar la calidad del aire “.
Más bicicletas y menos coches
Estas líneas de actuación y medidas específicas pretenden que la movilidad a pie absorba un 35% del total de los desplazamientos en la ciudad en 2024 (+7,5%). El transporte público debe crecer hasta copar una cuota superior al 41% (+15%), y los desplazamientos en bicicleta deberían duplicarse y pasar del 2,2% actual al 5% de la cuota modal (+129%). Finalmente, el vehículo privado debe reducir su peso del 26% al 18% (-25%).
En paralelo, el PMU también introducirá cambios en el modelo de distribución urbana de mercancías y recoge, además, 29 medidas centradas en la digitalización o smart mobility. Este es un resumen de las principales medidas que se quieren adoptar:
Para la redacción de este plan, el Ayuntamiento de Barcelona ha contactado con entidades como el RACC, Anesdor, Gremi del Motor, UGT, CCOO, Fomento del Trabajo, Pimec, Barcelona Global, Barcelona Oberta y Gremi de Restauració, entre otros.
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