El doctor Jordi Camí, director del Parc de Recerca Biomèdica de Barcelona. © Àngel Bravo
Doctor en Medicina, especialista en farmacología clínica, Jordi Camí es director general del Parc de Recerca Biomèdica de Barcelona (PRBB), catedrático emérito de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) y vicepresidente de la Fundación Pasqual Maragall para la investigación del Alzheimer.
El Govern ha aprobado encargar al PRBB el liderazgo del desarrollo de una de las más grandes apuestas dentro del proyecto global de la Ciutadella del Coneixement. Un edificio de casi 21.000 metros cuadrados en los terrenos del antiguo Mercat del Peix destinado a alojar centros punteros en investigación e innovación en biomedicina y medicina de precisión. Será la construcción más grande del complejo científico y urbanístico que quiere devolver al parque de la Ciutadella y a su entorno aquel protagonismo de la Exposición Universal de 1888, que situó este enclave barcelonés ante los ojos del mundo.
— ¿Cuándo surge la idea de una Ciutadella del Coneixement?
— Del concepto actual se empieza a hablar hacia el año 2015, en el marco de unas jornadas que promovió el escritor, consultor y gestor cultural Jordi Carrió en el parque de la Ciutadella. Recordando cómo nació el parque, como subproducto de la Exposición Universal, donde se hicieron equipamientos pensados en el contexto de la ciencia de aquella época, hace más de un siglo, Carrió sugirió que era hora de repensar el parque y, entre otras cosas, potenciar el Museo de Ciencias Naturales. En aquellas jornadas, salió el nombre de Ciutadella del Coneixement. En diferentes artículos de prensa, en 2016, Carrió ya reflexionaba públicamente sobre la necesidad de devolver al parque la dignidad que había tenido 100 años atrás, y hacía un llamamiento al impulso político sobre el legado patrimonial del parque, para abrirlo a la ciudadanía, y al mundo.
— Como había pasado en 1888.
— Sí, y el parque de la Ciutadella también fue el parque público donde se abrió, en 1882, el primer museo público de Barcelona y de Catalunya, el Museu Martorell, que ahora ha vuelto a abrir como Centre Martorell d’Exposicions, con una exposición permanente. Carrió, en 2016, reclamaba una solución global a los problemas del parque, soluciones de dimensión ciudadana, histórica, científica y urbana, porque la Ciutadella había quedado como un parque encerrado en sí mismo. Carrió fue estirando el hilo de la necesidad de reinterpretar el conjunto científico en clave del siglo XXI, y después yo, cuando él murió, continué. Sí que me siento responsable, concretamente, de haber convencido al rector de la UPF en aquel momento, Jaume Casals, para transformar la parcela del antiguo Mercat del Peix.
“Con el enfoque de la Ciutadella del Coneixement, se propone una visión global y promover interrelaciones entre las instituciones científicas “
— Sobre la mesa del despacho, tiene unos cuantos artículos de prensa, minuciosamente ordenados de 2016 hasta 2024. Muestran las constantes expresiones de voluntades, reflexiones, peticiones y realizaciones en torno al parque, la ciencia y la ciudad. El último recorte, anuncia el nuevo acceso al parque atravesando el Zoo desde la calle de Wellington hasta la avenida del Marqués de Argentera.
— Se ha tardado casi diez años, pero ya lo hemos conseguido. Y toda esta cronología que guardan artículos de prensa la debemos tener presente, más que nada para ser respetuosos con quienes son propietarios de todas estas ideas.
— Recapitulemos un poco y hagamos un repaso del parque y el entorno de los que hablamos.
— En 2019 participé en la redacción de un documento para el futuro de la Ciutadella como clúster del conocimiento. Lo hice con Andreu Mas-Colell y el apoyo de la UPF, con el objetivo de alentar al Ayuntamiento de Barcelona para que liderara la transformación urbana alrededor del parque de la Ciutadella mediante un complejo científico de máximo nivel. En ese documento, explicábamos que el parque de la Ciutadella es el mayor parque urbano de Barcelona después del de Montjuïc, y el más antiguo. La Exposición Universal de 1888 fue el principal determinante de unas edificaciones notables dentro del recinto del parque que, posteriormente, han marcado su historia arquitectónica hasta hoy.
— Todavía no estaba el Zoo.
— No, es a finales del siglo XIX cuando se instala el Zoo. Y, ya empezado el siglo XX, desde el Ayuntamiento, se concibe una importante remodelación del recinto de la antigua ciudadela con la idea de convertirlo en un parque científico y de difusión de la cultura, en línea con los adelantos científicos a lo largo del siglo XIX. Así fue como en 1917 se presentan las instalaciones destinadas a vertebrar un gran museo de ciencias naturales, el Museu Martorell, el Castell dels Tres Dragons —de Domènech y Montaner—, el Umbracle y el Hivernacle. Hacia 1930, también estará el Museo Botánico de Barcelona que, diez años más tarde, se traslada a Montjuïc y se transforma en jardín e Instituto Botánico, que gestionan el Ayuntamiento y el CSIC. En 2010 se creó el Museu Blau en el parque del fórum, con las colecciones procedentes del Martorell y del Castell dels Tres Dragons. En 1986, el Ayuntamiento fundó un laboratorio municipal en la calle Wellington, junto a la Ciutadella, que más tarde se fusionaría con la Agència de Salut Pública de Barcelona.
— El parque ha quedado más apagado de ciencia, pero no su entorno.
— Empezando por el Campus de la Universitat Pompeu Fabra (UPF), en los antiguos cuarteles de Wellington, tenemos el Parc de Recerca Biomèdica (PRBB), el Centro Mediterráneo de Investigaciones Marinas y Ambientales (CMIMA), también la Fundación Catalana para la Investigación y la Innovación (FCRI), donde está la sede de ICREA. Con todo el conjunto, y el enfoque de la Ciutadella del Coneixement, se propone una visión global y promover interrelaciones con un plan de usos y contenidos para las necesidades del conjunto. No podía ser que los 8.000 estudiantes y profesores y el resto del personal de la UPF no pudieran acceder directa y fácilmente al parque. El parque se tenía que permeabilizar, conectar los distritos de Sant Martí con Ciutat Vella a través del parque. Y el Ayuntamiento de la ciudad ha ido cogiendo el compromiso ya en los últimos años, y ahora es un hecho. Todo esto está haciendo chup-chup, se está revitalizando. Y, en paralelo, está la parcela del antiguo Mercat del Peix.
“Con nuestra experiencia de casi 20 años, sacaremos adelante la iniciativa. Respetaremos, eso sí, la distribución de espacio que ya se había ido decidiendo desde el BIST, así como el diseño científico”
— ¿Allí qué habrá?
— Lo que llamamos el antiguo mercado del pescado es donde había ese mercado antes de trasladarse a Mercabarna, y luego fue un aparcamiento al aire libre, en parte del Ayuntamiento de Barcelona, y en parte de la UPF. Y deciden remangarse para acabar convirtiendo este espacio en un equipamiento científico fundamentalmente biomédico. Dentro del espacio concreto de la parcela, van tres edificios. Uno de ellos es el Instituto de Biología Evolutiva (IBE), que es una operación conjunta de dos patrones, la UPF y el CSIC. Otra iniciativa es en un pequeño edificio que promueve la UPF, con un proyecto relacionado con el bienestar planetario, con todos los retos actuales globales sobre este tipo de temas. Y el edificio más grande, de casi 21.000 metros cuadrados sobre rasante, es el que hace pocos días se ha acordado que la Generalitat asumirá los costes, que es una inversión de entre 90 y 100 millones de euros, y nos encarga al PRBB que saquemos adelante el proyecto.
— ¿Cómo afrontan este reto?
— Con nuestra experiencia de casi 20 años, sacaremos adelante la iniciativa. Respetaremos, eso sí, la distribución de espacio que ya se había ido decidiendo desde el Barcelona Institute of Science and Tecnology (BIST, que hasta ahora había estado al frente del proyecto), así como el diseño científico. Todo eso lo respetaremos, y ellos podrán estar cerca para ir siguiendo cómo van las obras, pero será un cambio de modelo, lo construiremos y lo gestionaremos nosotros. Será un edificio del PRBB. El Parc de Recerca Biomèdica es una instalación que acoge a seis centros. En total, aquí cada día pueden venir, sobre el papel, 1.400 personas, entre técnicos, investigadores, estudiantes de doctorado… En aquel edificio, se prevé que haya cuatro o cinco centros, pero principalmente estarán el Institut de Recerca Biomèdica (IRB), que ahora está en el Parc Científic de Barcelona (PCB), y crecerá un poco el Centre de Regulació Genòmica (CRG); es decir, habrá más centros del entorno de la medicina y la biomedicina. Los tres centros que ocupan más espacio, por orden, son el IRB, el CRG y el Institut de Bioenginyeria de Catalunya (IBEC) y tendrán que ir allí. La promoción del edificio más grande la asumimos nosotros.
“La Ciutadella del Coneixement multiplica el potencial de Barcelona como uno de los núcleos más importantes de investigación biomédica del sur de Europa”
— La promoción, ¿qué incluye?
— Quiere decir acabar el proyecto, construir el edificio y, una vez construido, explorarlo, gestionarlo, mantenerlo y actualizarlo, siguiendo un modelo de gestión exactamente igual que el que tenemos en nuestros centros del PRBB. Es decir, que los centros estarán de alquiler.
— ¿Qué significa todo esto para Barcelona?
— Se está construyendo un verdadero clúster de investigación biomédica, muy grande. Porque, si lo sumas a lo que ya hacemos aquí, ofrece unas potencialidades enormes. De entrada, aporta más masa crítica, más oportunidades de fertilización cruzada, pero sobre todo multiplica el potencial de la ciudad de Barcelona como uno de los núcleos más importantes de investigación biomédica del sur de Europa. Ya se empieza a conocer a Barcelona como una de las plazas fuertes en investigación biomédica en Europa, en el mundo ya empieza a sonar. Y esto es un refuerzo brutal, con proyectos como el de la Ciutadella y también otros polos, como el Clínic y su ampliación, así como Vall d’Hebron y Bellvitge. La suma a todo esto que ahora se prepara hará que se multiplique y sea un polo importantísimo.
“En sus 20 años de trayectoria, el PRBB lo que ha hecho ha sido mejorar, madurar, aprender a hacer las cosas mejor”
— El año que viene, el PRBB cumplirá 20 años. ¿Qué balance hace de estas dos décadas?
— Lo inauguramos en 2006, tiene la misma edad que el iPhone. El PRBB ya nació lleno, y lo que ha hecho es evolucionar a mejor. En estos 20 años, se fue un centro, porque medio cerró, pero la mejor noticia es que pudimos incorporar el Laboratorio Europeo de Biología Molecular (EMBL). En este tiempo, el PRBB lo que ha hecho ha sido mejorar, madurar, aprender a hacer las cosas mejor. Hemos aprendido a gestionar mejor el edificio y a resolver cosas que los centros demandan. Toda esta experiencia es la que ahora pondremos, ya en el diseño funcional, en el nuevo edificio. Nos han encargado un desafío, lo aceptamos y esperamos mejorarlo.
— ¿Qué hace más singular al PRBB?
— Aquí se puede hacer una investigación multidisciplinaria como en pocos lugares pueden hacer. Porque hay gente que estudia desde el nivel más nano, la fábrica celular, pasando por la investigación clínica y acabando con la investigación poblacional del ámbito de la epidemiología y la salud pública. Aquí está la mitad del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGglobal), por ejemplo. Claro, esto hace que aquí puedas organizar unos tipos de proyectos con gente de mundos tan diferentes, que en pocos lugares se puede hacer. La multidisciplinariedad aquí es extrema, como digo, de lo más nano a lo más poblacional. También tenemos infraestructuras tecnológicas muy avanzadas, muy caras, que solo se pueden tener en lugares donde tienes una determinada masa crítica, como determinados tipos de microscopía, aparatos y servicios muy sofisticados.
“No podemos hablar de calendario todavía, pero yo pienso que, en dos años o dos años y medio, estos edificios ya estarán hechos”
— Y con gente de más de cincuenta nacionalidades diferentes trabajando.
— La gente quiere venir aquí, no porque sea un lugar muy agradable frente al mar, que también, sino porque sabe que aquí tenemos la tecnología que necesita y viene atraída también por el talento, personas conocidas que trabajan aquí. En igualdad de condiciones, sí que a veces ganamos cuando a esta persona le hacen una oferta en algún otro lugar de España. Si se la hacen en Suiza, nos cuesta más competir con el sueldo, pero tenemos capacidad de competir. Y en estos momentos, dentro del PRBB tenemos un número inusualmente alto de personas con ayudas de la European Research Council (ERC) que son muy competitivas, también gente con contratos ICREA, que es muy poco frecuente. Aquí, realmente, la actividad es extrema. Y ahora sumaremos.
— ¿Se tiene ya claro un calendario?
— No podemos hablar de calendario, todavía. Tenemos que entender qué está pasando y qué necesitamos para ordenarlo. Pero yo pienso que, en dos años o dos años y medio, estos edificios ya estarán hechos. Pronto se hará un acuerdo político entre todos los actores y se establecerá una determinada gobernanza.
“Tenemos la oportunidad de captar el talento que tiene ganas de salir corriendo de los Estados Unidos”
— En 2014, la Generalitat le entregó la Creu de Sant Jordi en reconocimiento al servicio de Catalunya, en particular por la creación y dirección de equipamientos científicos de alcance internacional. ¿Cuándo empezó esta ciudad a despuntar como referente en ciencia?
— Esto ha sido gradual, pero siempre ha ido a mejor. El origen de todo esto es la tradición de la medicina clínica de la ciudad. Barcelona siempre había sobresalido con un hospital Clínic, un Sant Pau, un Vall d’Hebron y Bellvitge. Esta excelencia clínica es la que explica que después haya habido la palanca para que pudiera fluir la parte de investigación. Por lo tanto, los hospitales tienen mucho que decir en los orígenes de esta realidad. Bueno, los hospitales, y determinados líderes de la medicina clínica. Hoy Barcelona participa de las principales líneas de investigación en el ámbito europeo. Pero, además, la investigación en Barcelona tiene al Ayuntamiento como aliado. Además de la Generalitat, que es quien paga lo principal.
— ¿Siempre ha sido así?
— Si tú revisas los últimos 25 o 30 años, la política científica municipal ha ido evolucionando, independientemente del color político, Maragall, Colau, Collboni, sensibilidad por la ciencia siempre ha habido y hay. Porque hay otras políticas que son muy ideológicas y cambian, paran o deshacen los proyectos. Pero esta no. Yo creo que esta complicidad del Ayuntamiento se tiene que valorar. Por ejemplo, el Ayuntamiento en estos últimos meses ha trabajado mucho para que AstraZeneca viniera aquí. Esto se lo debemos a la sensibilidad municipal y a Jordi Valls. Por lo tanto, es esta combinación del acto político implícito, porque no está escrito en ninguna parte, porque la ciudad científica se ha ido protegiendo y preservando independientemente del gobierno. Y esto hace crecer y atraer talento. Ahora, dentro de nuestras limitaciones, tenemos la oportunidad de captar todo el talento que tiene ganas de salir corriendo de los Estados Unidos, por el descalabro que se les presenta a los científicos en aquel país.
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