El Govern ha puesto finalmente fecha a la finalización de una infraestructura que lleva una década paralizada y que mejorará el servicio de transporte público en la parte alta de la ciudad. El objetivo es financiar con recursos propios la inversión adicional necesaria, cifrada en 946 millones de euros.
Un vagón del metro de Barcelona. © Mariona Gil
La puesta en marcha de la línea 9 del Metro de Barcelona vuelve a tener fecha de finalización. La Generalitat la sitúa en el año 2029, casi 30 años después de que empezaran las obras en 2003. El Govern ha aprobado este miércoles el Plan Económico Financiero (PEF) para acabar el tramo central de la infraestructura entre Zona Universitària y La Sagrera, con una inversión adicional de 946 millones de euros.
Este es el coste que el Govern calcula que tienen las obras pendientes en la L9, donde quedan por construir unos cuatro kilómetros de túnel. Lo quiere financiar con recursos propios, vía aportaciones presupuestarias del Departament de Territori. Se congela, de momento, la opción de utilizar el préstamo preconcedido por el Banco Europeo de Inversiones (BEI), por un importe de 740 millones de euros.
Si desde hacía tiempo se decía que este préstamo era imprescindible para acabar la línea de 9 del Metro de Barcelona, ahora, la crisis del coronavirus ha cambiado el panorama. La Generalitat confía, además, en obtener fondos europeos de reconstrucción para este proyecto, unos recursos que pueden servir para acelerar las obras de la L9 e, incluso, reducir los plazos previstos.
Los costes de la L9 han llegado a triplicar el coste previsto inicialmente, que se esperaba que fuera de menos de 2.000 millones de euros. Según un informe reciente de la Sindicatura de Comptes, la cifra se situaba en casi 7.000 millones de euros hasta 2016, incluyendo los costes de inversión y los financieros, lo que supone un sobrecoste de 5.000 millones.
Con la aprobación de este plan económico, se desencalla el futuro de una infraestructura clave para la ciudad de Barcelona, como también lo es la estación de La Sagrera, por donde pasará la L9. Ambas han sido víctimas de múltiples retrasos y sobrecostes. La que será la nueva estación intermodal de la capital catalana también logró el martes un hito histórico, viendo pasar por primera vez por su interior algunos trenes de Rodalies, aunque, de momento, lo hagan sin parar.
Actuaciones pendientes
La L9 conectará de aquí a nueve años las estaciones de Zona Universitària y La Sagrera, enlazando finalmente las ramas sur y norte de las líneas L9 y L10. Para hacerlo, hay que acabar de construir unos cuatro kilómetros de túnel entre las futuras estaciones de Lesseps y Manel Girona. Las obras se retomarán en el 2021, después de estar paradas desde el 2011. Primero, se acabará el túnel, con la reactivación de las tuneladoras, que se encuentran paradas a muchos metros bajo tierra en las estaciones de Lesseps y Manel Girona.
Una vez este paso esté completo, se irán poniendo en servicio las estaciones del tramo central de la L9. El calendario previsto es inaugurar cuatro estaciones en 2026 (Lesseps, Guinardó, La Sagrera y Sagrera TAV); cinco en 2027 (Camp Nou, Sarrià, Mandri, Sanllehy y Maragall), y las cuatro últimas entre 2028 y 2029 (Motors, Campus Nord, Manel Girona y Putxet). En paralelo a estos trabajos, se acabarán también las estaciones pendientes de la L10 en la Zona Franca.
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