Lust Barcelona

Lust es una palabra inglesa que se traduce como lujuria. La lujuria, uno de los siete pecados capitales, se define, según la Real Academia Española (RAE), como el “deseo excesivo de placer sexual”. ¿Se puede desear en exceso algo? ¿Dónde estaría la diferencia entre la lujuria y la adicción? Si deseamos en exceso, y esto es un pecado, deducimos que está mal desear demasiado placer y, de ahí a la adicción, tan solo hay un paso.

La palabra lujuria me lleva a la película El gran Gatsby, donde hay exceso de todo, y el desear y disfrutar de ese deseo, con un punto de despropósito, sería la medida justa de la lujuria. La medida justa del exceso. Como define la expresión inglesa sweet spot, que sería el punto ideal o la medida justa en la que una experiencia o vivencia ya te ha dado el máximo de aprendizaje que podía ofrecerte y, por mucho que quieras vivir más de lo mismo, ya no te aporta nada nuevo.

En Barcelona también existe una parte erótica, sensual y oculta de la ciudad. Esa parte liberadora, necesaria, y deseable que abre de noche y normalmente se accede por la puerta de atrás y sin móviles. La Barcelona lujuriosa, la Barcelona sexy y atrevida que seduce a las mentes curiosas y los cuerpos despiertos. Esta parte de la ciudad también genera marca Barcelona, y combina perfectamente con la cultura, la música, la gastronomía, las expresiones artísticas, las creaciones más canallas y el callejeo de los distintos barrios.

Una ciudad como Barcelona exige una oferta libre y atrevida para exponer erotismo y sensualidad, igual que fue pionera en España legalizando playas nudistas, debe ser destino de libertad, regulada; si es que este oxímoron puede funcionar. De hecho, la primera experiencia inmersiva de cine erótico, llamada House of Erikalust, está en Barcelona, concretamente en el barrio de Poblenou.

Para empezar la visita, debes comprometerte a no sacar fotos durante el recorrido. Para dejarte seducir por este misticismo, te colocan unos sugerentes antifaces mientras degustas una copa de cava. Durante el recorrido, se pueden observar imágenes sensuales, eróticas, bellas y sugestivas, pero siempre en esta justa medida. Vas en pareja, alguien va solo o en grupos, aunque, curiosamente, la mayoría de grupos son de chicas.

En ningún momento me sentí intimidada ni violentada por las imágenes, al contrario, todo el recorrido es muy sugerente. Todo está cuidado al milímetro, la luz, la música, las imágenes… A través de la exposición, entiendes cómo se realizan las producciones de cine adulto y entiendes cómo respetan y cuidan el trabajo de los actores y actrices. Posteriormente, te pones las gafas de tres dimensiones y entras en un mundo híper realista donde podrías sentir que estás dentro de una película perfectamente. Y terminas, una hora después, con una maravilla de proyección en la sala grande del IDEAL. Envuelta 360 grados, con un estética cuidadísima de los cuerpos, colores, música, luces y ritmos. Con todo, logras entender cómo es el cine adulto feminista.

Barcelona es la ciudad que debe ofrecer esa lujuria, que te invita a entrar en un mundo desconocido y a fantasear por un rato. Es la medida justa para después decidir tú, privadamente, si quieres experimentar más o este ya es tu sweet spot. Un buena experiencia para combinar lo romántico con lo erótico, la amiga con la amante, esas dos caras de Barcelona que son la misma ciudad, que son la misma mujer.