La ciudad cuenta desde este mes de diciembre con un espacio en el que, a través de imágenes 2D, el visitante puede convertir en realidad situaciones extremas o insólitas y compartirlas después a través de las redes sociales
Los visitantes de Magic World pueden tomar fotografías con imágenes insólitas o inolvidables, con unos murales únicos.
Correr el peligro de caerse por un precipicio. Convertirse en sirena. Estar en la alfombra roja de las estrellas de Hollywood. Sufrir el mordisco de un tiburón. Tener Barcelona a los pies. Caminar sobre pájaros en el cielo. Éstas y otras situaciones se pueden protagonizar, sin correr ningún riesgo, en el nuevo museo Magic World, que ha abierto sus puertas este diciembre en Barcelona.
El espacio de 300 metros cuadrados, situado en el centro de la ciudad, contiene 40 murales con imágenes 2D de grandes dimensiones —algunas son emblemáticas localizaciones de Barcelona—, donde los visitantes se pueden fotografiar y convertir en realidad situaciones diversas, para después compartirlas en las redes sociales.
El efecto realista y tridimensional se plasma en la nueva imagen gracias a una perspectiva concreta y la luz y el juego de sombras de cada espacio, configurando lo que se llama técnica Trick Art. Es el propio visitante el que da vida a los murales cuando se incorpora a ellos y se toma una fotografía editada con Photoshop.
La iniciativa corresponde a los austríacos Frederik Lehner y Alexander Laber que han invertido 400.000 euros en la instalación, en un local de la Calle Caspe de Barcelona. Los impulsores del proyecto aseguran que “es un mundo más perfecto que el real” y que “puede subir la autoestima”. Por el hecho de poder compartirlo en las redes sociales, creen que está muy dirigido a los instagramers, aunque quieren atraer al público en general, porque también lo consideran un espacio de diversión para familias, como destaca Irene Roura, gerente del museo.
La razón por la que escogieron Barcelona es porque querían contribuir a un área metropolitana artística y moderna y porque era una opción idónea para atraer a turistas. “Lo que hace especial Barcelona es la cantidad de turistas que recibe. Y esto es lo que nos interesa a largo plazo, la gente local de Barcelona vendrá 2 o 3 veces, pero no más”, destaca Frederik Lehner, socio fundador del museo. De hecho, prevén que en el primer año de funcionamiento el museo reciba unas 100.000 visitas.
A semejanza de museos Trick Art de California, Vegas, Tokio o Singapur, el Magic World de Barcelona es “un museo diferente, realizado con fotografías, no con pinturas” que proporciona imágenes sorprendentes, con ideas únicas y localizaciones diversas de la ciudad. El espacio abrirá todos los días de la semana, con precios que oscilan entre los 8 y los 12 euros por entradas individuales, pero también hay paquetes de entradas para familias.
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