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Mujeres: resistir y abrir camino

Una gran mayoría de mujeres de más de 50 años vivimos con estupefacción la involución de las políticas de igualdad de la mujer en el mundo. No me refiero solamente a los países donde las mujeres no ocupan ninguna posición social ni política, sino también a países donde pensábamos que habíamos superado diferencias gracias al marco legal de igualdad y en los que sigue persistiendo un sesgo social y cultural respecto a la condición de la mujer.

Somos mujeres con el propósito y la capacidad de aportar a la sociedad conocimientos y valor añadido. Creemos que incorporar nuestra opinión, conocimientos, ideas y puntos de vista en las empresas, en la administración y en la sociedad es algo necesario e imprescindible. No somos una cuota, pero sin las cuotas se nos habría hecho imposible el acceso a ciertos niveles de dirección y, una vez estamos, tenemos que demostrar nuestra capacidad y valía de forma más vehemente. Nunca podemos fallar.

Hemos conquistado metas importantes y, para seguir avanzando, debemos contar con la complicidad del conjunto de la sociedad, también con los jóvenes. Por ello nos preocupa especialmente que en el siglo XXI los hombres jóvenes sientan que la igualdad de la mujer no va con ellos o, incluso aún más preocupante, que sientan que, por la igualdad de la mujer, ellos pierden oportunidades. Nada más lejos de la realidad. La igualdad de la mujer es un reto del conjunto de la sociedad y no podemos retroceder en ninguno de los ámbitos alcanzados. Es más, debemos animar a más mujeres a liderar proyectos, empresas e instituciones.

Aunque las nuevas tendencias mundiales intenten devolvernos a roles insignificantes, nosotras seguiremos abriendo camino

Las que hemos roto techos de cristal sabemos que detrás vendrán otras mujeres y que hemos situado aquella meta como alcanzable para las que lo veían imposible. Algunas nos hemos agotado en el proceso; el nivel de exigencia con una misma, y el nivel de exigencia exterior, es altísimo. Sin embargo, hemos alcanzado de forma tímida el yes, you can o el so win.

Pero nunca se gana del todo, esto lo sabemos bien las mujeres, ya que ganar significa renunciar, y culturalmente todavía arrastramos muchas mochilas y etiquetas. No es una percepción, lo dicen los datos: las mujeres dedican 15 horas más a la semana que los hombres a cuidados domésticos y, aunque la tasa de empleo femenino ha llegado al 53% en 2024, la brecha salarial sigue persistiendo.

Aun así, desarrollar la carrera profesional vale la pena. Cada vez somos más mujeres trabajando, más mujeres comprometidas con el progreso y más mujeres que vemos en el 8M un símbolo de resistencia. Porque, aunque las nuevas tendencias mundiales impulsadas por religiones, autoritarismos y populismos y ayudadas por la tecnología intenten devolvernos a roles insignificantes, nosotras seguiremos abriendo camino.

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Publicado por
Mercè Conesa

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