Teresa Torres: Contar la música

“La música hace feliz a la gente, cambia la vida a mejor y, de alguna manera, estoy contentísima de contribuir a difundirla”, reflexiona a pie de barra Teresa Torres al tiempo que degusta una Estrella Galicia y se deja arrastrar por la atmósfera matutina del Bar al lamentoso compás del Lovesick blues de Hank Williams. 

“Mi familia siempre fue muy aficionada a la música —explica la parroquiana— y eso me llevó al conservatorio, donde cursé piano y hasta segundo de violín, aunque era una alumna muy justita. Tras un breve paso por la Agencia Tributaria, y gracias al novio que me eché entonces y junto con el que seguimos 36 años después, pude dedicarme a terminar el conservatorio y cursar, a la vez, la carrera de Historia del Arte. Y, cuando terminé los estudios, oposité para ser profesora”.

—De música, imagino.

“La verdad es que, en principio, no”, replica Teresa, riendo. “Yo quería enseñar historia, pero justo aquel año no se convocó aquella oposición, así que al final hice la de música y ese fue mi gran acierto. Me gano la vida enseñando música en institutos públicos y es un trabajo que me hace muy feliz… ¡a pesar de Ensenyament!”. 

En paralelo a los inicios de su carrera docente, esta barcelonesa cosecha del 66 y su pareja fundaron algunos grupos que desfilaron por escenarios barceloneses como Sidecar o Magic. “Fueron proyectos más bien efímeros, como Chenko y la Esclava, Los Gallos o Los Sobornados, pero nunca llegamos a hacer nada serio porque José Manuel es el tío más pasota del mundo”. Más que hacer música, lo suyo era contarla, explicarla.

Un viaje por el Profundo Sur 

Una cosa lleva a la otra. “Para poder enseñar bien y desarrollar el mejor programa docente, a través del cual poder brindar las claves esenciales a los alumnos, he estudiado muchísima música, y muy a fondo. Así desarrollé una serie de conocimientos que, más adelante, mis amigas, las hermanas Rosa y Teresa Núñez, me conminaron a convertir en charlas y audiciones musicales en bibliotecas y centros culturales”.

Ha publicado recientemente El tren de la música, que “brinda una panorámica de estilos que nacen en un mismo lugar y tiempo, el blues, el folk y el country”

Preparando uno de aquellos ciclos, enfocado en el papel de la mujer en la historia de la música desde la prehistoria hasta hace un cuarto de hora, Teresa se dio cuenta de que “ahí había un libro potencial que, además, nadie había escrito. Al menos, que yo supiera”. 

Y, curranta como es ella, se ofreció a poner negro sobre blanco todo aquel material para Ma Non Troppo, editorial de referencia especializada en música. “Aquel proyecto no me lo compraron, pero sí me dijeron que les propusiera otros temas”. Y así fue cómo nació su recién publicado debut, El tren de la música, un exhaustivo volumen que, en palabras de su autora, “brinda una panorámica de estilos que nacen en un mismo lugar y tiempo, el blues, el folk y el country, y de los que se deriva toda la música popular sucesiva”. 

La profesora y experta en música Teresa Torres.

Profusamente ilustrado y documentado, el libro está llamado a convertirse en un volumen de absoluta referencia sobre el tema. Además, unos acertados códigos QR remiten al lector al repertorio de los artistas y estilos sobre los que se habla, lo que convierte la experiencia en una inmersión total en el acervo sonoro del deep south estadounidense.

Música, paseos y la cerveza bien tirada, por favor

“Lo que le están haciendo ahora a Barcelona me desagrada”, protesta la parroquiana. “Esa idea de que peatones y vehículos rodados tengamos que compartir espacio y acabemos esquivando bicis y patinetes, me parece demencial. Cuando lo más sensato en una ciudad como esta sería que se alentara a la gente a caminar, a pasear”.

Teresa Torrres junto a su recién publicado libro El tren de la música.

Otro tema que le parece “un auténtico desastre” es el de la música, “en una ciudad donde han desaparecido muchísimos bares musicales que ofrecían actuaciones en directo y donde hasta encontrar locales de ensayo resulta cada vez más difícil”. 

—Hombre, algo habrá que te siga enamorando de tu ciudad, ¿no?

“¡Por supuesto!”, se carcajea Teresa Torres. “El clima, el mar y esos pocos bares que todavía saben cómo tirar bien una cerveza”, replica y, tras darle el trago de gracia a su Estrella Galicia, añade: “Además, el tapeo y la oferta gastronómica, tengo que decir que han mejorado muchísimo”.

—Siendo este Bar prueba fehaciente de ello, añado.

Y la parroquiana, sin perder la risa ni el compás del Hey good looking de Hank Williams, pide otra y fija su atención en las raciones expuestas en la barra.

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Publicado por
Alberto Valle

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