El presidente de la Fundació Formació i Treball, el empresario Jordi Alberich.

Formació i Treball, 30 años de inserción laboral con alma social y visión empresarial

La entidad, que nació centrada en el ámbito textil en 1992, ha ido agrandando su área de actividad explotando nuevas vías para crear puestos de trabajo dirigidos a personas en situación de vulnerabilidad

Lo que empezó siendo un taller de selección de ropa usada se ha convertido en el grupo de empresas sociales líder a nivel estatal en empleo dirigido a personas en situación de vulnerabilidad. Fundada en 1992, la Fundació Formació i Treball ha atendido a lo largo de sus 30 años de historia a 46.843 personas mediante proyectos de inserción laboral, con una media de 4.000 personas atendidas anualmente en la última década. 

Con un equipo de más de 700 personas, la entidad ha apoyado su crecimiento a base de diversificar su actividad, y siempre con la voluntad de generar recursos para su autofinanciación. “Somos una fundación de alma social, con espíritu empresarial”, defiende su presidente, Jordi Alberich. 

Conversando con The New Barcelona Post, el también empresario ha destacado que la entidad siempre ha trabajado para autofinanciarse, a menudo “convirtiendo los residuos en negocio”. La entidad empezó recogiendo ropa vieja y muebles para arreglarlos y venderlos o bien para reciclarlos, y ha ido expandiendo sus áreas de actividad en múltiples direcciones, que abarcan desde el sector de la restauración hasta lavanderías. Por variadas que sean, todas ellas tienen un elemento en común: “Son actividades en las que es factible incorporar personas en el mercado laboral”. 

La fundación tiene como premisa que “la única forma de conseguir un proyecto de vida propio y sustentado por uno mismo es a través del trabajo”

“Donde hay un hueco que no requiere una preparación compleja, ahí estará la fundación para proporcionar empleo a personas vulnerables”, ha proclamado Alberich. En este sentido, los profesionales de la entidad tienen “la intuición y el acierto” de encontrar nuevas líneas de actividad que encajen a la fundación, en las que los usuarios consiguen empleo y adquieren conocimientos para desempeñar sus funciones pero también en pautas y hábitos vinculados al ámbito laboral. 

Esta intuición en pro de la diversificación de su actividad ha llevado a la fundación a crecer hasta superar los 35 millones de euros de facturación y a disponer de instalaciones como una nave de tratamiento textil de 30.000 metros cuadrados en Sabadell. La planta representa una apuesta estratégica de la fundación ante el cambio de modelo en el sector textil a raíz de cambios regulatorios a nivel europeo, y creará 250 puestos de trabajo para personas vulnerables en itinerarios de inserción a través de la entidad, codirigida por Marina Arnau y por Xavier Puig.

No olvidar la “cuneta” en momentos de euforia

El origen de la fundación se remonta a los “momentos de euforia” que vivió Barcelona en 1992, no sólo con las Olimpiadas, sino también por la situación en Europa tras la caída del muro de Berlín. En esta situación, Cáritas y las familias Borrell i Ribas “vieron con acierto que la riqueza que se estaba generando no estaba llegando a todo el mundo y que mucha gente se podía quedar en la cuneta”. Con esta reflexión, se conjugaron para combatir esta realidad con una premisa: “La única forma de conseguir un proyecto de vida propio y sustentado por uno mismo es a través del trabajo”. 

La entidad echó a andar con esta visión de base, y con sus impulsores Manuel Ribas y Antoni Borrell al frente. En estas tres décadas, ha ampliado paulatinamente su abanico de actividad y la ha ido extendiendo y diversificando, impulsando más de 25 actividades económicas organizadas en tres divisiones: la textil, la alimentaria y la de servicios. La textil ha ido evolucionando y creciendo hasta convertir la entidad en el primer operador de residuo textil en el Estado, a través de más de 1.700 contenedores y más de una treintena de puntos de venta de ropa de segunda mano en Catalunya, que en 2023 generaron 423 puestos de trabajo para personas vulnerables. 

La Fundació Formació i Treball se ha convertido en el primer operador de residuo textil en el Estado.

Fue en 2012 cuando la fundación se lanzó a la división alimentaria: empezó por una escuela y cuenta ahora con siete restaurantes y servicios de cátering, atravesados por la voluntad de maximizar la recuperación y reaprovechamiento alimentarios. La línea de servicios también ha experimentado un crecimiento exponencial y se ha ido ampliando hasta incluir desde servicios de limpieza y reformas hasta proyectos como una lavandería industrial, una planta para el tratamiento de compostaje y limpiezas forestales. La previsión de la entidad pasa además por seguir creciendo, especialmente en actividades de ámbito ecológico y sostenible, como el servicio de montaje y mantenimiento de placas solares que ha lanzado recientemente. 

La Fundació Formació i Treball ha ido ampliando progresivamente sus líneas de actividad y abarca el ámbito textil, el alimentario y el de servicios.

Todo ello en un contexto de creciente demanda de servicios vinculados a su actual actividad, como la recuperación de ropa para convertirla de nuevo en materia prima. “Se está abriendo un mundo enorme en la recuperación textil, y nosotros tenemos una posición de liderazgo en este sector, lo que nos permitirá incorporar a muchas personas al mercado laboral”, augura Alberich. 

De esta manera, la entidad prevé seguir creciendo como instrumento efectivo en la inserción de personas en el ámbito laboral. Pero aspira a ir más allá, según revela Alberich. Y es que la entidad aspira a “participar en la batalla de las ideas” y a jugar un rol activo defendiendo un modelo que hibride el capitalismo con la voluntad de que “no se quede nadie en el margen”, según su presidente: “Nuestra obsesión es demostrar que, con alma social, se puede competir y ser tan competitivos como el que más”.