La pasta se puede cocinar de tantas formas como uno imagine o desee. Carbonara, pesto o bolognesa son solo algunas de las infinitas posibilidades que ofrece este polifacético ingrediente. Sin embargo, todavía cuesta encontrar en la capital catalana auténticos platos de pasta de calidad, que sean fieles a la receta original italiana y que no cometan sacrilegios como añadir nata a la carbonara o piña a la pizza. Con la idea de ofrecer la posibilidad de sentirse como en una verdadera trattoria romana sin salir de la comodidad de casa, Filippo Teofili y Enrique Garay fundaron en 2023 Brutalia, empresa de delivery de platos de pasta. En tan solo un año desde su creación, la startup creció más de un 285%, y ya dispone de dos locales en Barcelona, con los que gestionan unos 250 pedidos diarios.
“Estamos convencidos de que en unos años la pasta vivirá un boom como el que vive actualmente la smash-burguer, pero cuando empezamos no había nada igual, fuimos los primeros en crear una empresa como la nuestra”, defiende Teofili. En sus inicios, de hecho, decidieron diversificar el negocio y crear dos marcas diferenciadas, una centrada en pizza y la otra en pasta, ambas de comida a domicilio. Sin embargo, pronto se dieron cuenta de que en la capital catalana ya existían demasiadas opciones de pizza a domicilio pero que, en cambio, no existía ninguna otra que apostara por la pasta gourmet. Así crearon Brutalia, siempre con la idea de ofrecer platos de calidad, con productos frescos y de proximidad, así como algunos importados directamente desde Italia.
Sus fundadores se conocieron precisamente en Italia cuando eran unos adolescentes por amigos en común, y se reencontraron años después ya en la capital catalana, tras haber recorrido una buena parte del mundo, como Australia o Cuba. Fue en verano de 2023 cuando a Teofilio le surgió la idea de fundar esta startup, e inmediatamente pensó en Garay para que le acompañara en esta aventura. A partir de capital propio y un crédito concedido por el Banco Sabadell, inauguraron su primer local en el barrio de Sarrià-Sant Gervasi, que requirió una inversión inicial de 120.000 euros. Un primer local que llevaban mano a mano Teofili y Garay, sin nadie más en los fogones.
Tan solo un año y medio después de su apertura, Brutalia ya cuenta con más de quince trabajadores y ha inaugurado su segundo local en el 22@, una zona estratégica no solo porque con ella consiguen cubrir zonas que hasta ahora quedaban demasiado lejos desde su local de Sarrià, sino porque además darán servicio a áreas residenciales pero también con mucha concentración de oficinas. Sus fundadores prevén que este segundo local represente el 30% de los ingresos y cerrar el año con una facturación de 2,5 millones de euros, después del millón que facturaron en 2024.
De cara a este año, la startup también planea consolidarse en la capital catalana con la apertura de un tercer local y de sus oficinas, aperturas para las cuales están cerrando acuerdos con fondos de inversión. Unos locales que actúan como dark kitchens, es decir, cocinas desde las cuales elaboran los platos para enviar a domicilio pero a los que no se puede acudir para consumir los platos allí.

Uno de sus objetivos también es poder ampliarse en el área metropolitana; ahora mismo, por cuestiones logísticas y para garantizar que la comida llegue caliente como si la consumieras en un restaurante, cubren desde la zona Camp Nou hasta las primeras calles de Badalona. Brutalia también prevé en su estrategia para 2025 desembarcar en otoño en la zona céntrica de Madrid, cubriendo barrios como Malasaña, Tetúan o Chueca. A medio plazo, sus planes pasan por abrir una sede en las principales ciudades españolas para 2027.
“Nuestro producto se fideliza solo, porque es un producto auténtico y de calidad, así que tenemos un gran porcentaje de gente que vuelve a repetir después de haber probado los platos”, asegura Garay. Actualmente gestionan unos 250 pedidos al día, siendo los viernes y domingos los días fuertes y jóvenes de entre 20 y 40 años su público mayoritario. Los platos de pasta que ofrecen, entre los que se encuentran salsas como la carbonara trufada, el ragú o el pesto genovés, rondan los 12,90 euros, y también disponen de entrantes y postres emblemáticos como el tiramisú.

Una carta que defienden que no sufrirá grandes cambios en los próximos años, aunque sí se plantean crear una nueva gama light. Sin embargo, sostienen que sus platos ya representan una alternativa saludable a las típicas comidas a domicilio, que suelen incluir hamburguesas o pizzas. “La pasta es calórica, pero son calorías buenas, que nos aportan energía, pero que también se pueden ingerir antes de dormir sin que sea pesada”, enfatiza Teofili.
Los fundadores de Brutalia prevén que la pasta a domicilio viva un auténtico boom en los próximos años. “Nosotros empezamos sin referentes, creando los primeros diseños en PowerPoint y conseguimos convertirnos en fuente de inspiración para las empresas que han abierto después que nosotros, ya que ahora mismo utilizan el mismo tipo de pasta, los rigatoni y los fettuccine, así como las mismas tarrinas, que nos tuvieron que elaborar los proveedores a medida”, resalta Garay.