Proceso para la criba de cáncer de colon y recto en Catalunya.

El Clínic lidera un estudio con 57.000 pacientes para mejorar la detección del cáncer de colon

Los investigadores han confirmado que el análisis de sangre oculta en heces es una prueba igual de eficaz que la colonoscopia para reducir la mortalidad de esta enfermedad

Los mayores de 50 años seguramente han recibido la carta que les invita a participar en el cribado de cáncer de colon para descartar que tengan síntomas precoces de esta enfermedad. Unas pruebas que consisten en una automuestra, que se puede hacer en casa, para analizar la posible presencia de sangre en las heces oculta a simple vista. Hasta ahora, si se descubría sangre en las deposiciones se realizaba una colonoscopia, prueba que consiste en la exploración del interior del intestino, para confirmar si esta sangre era causada por la presencia de células cancerosas en el colon.

Sin embargo, un estudio del Hospital Clínic de Barcelona-IDIBAPS y del Hospital Universitario de Canarias ha confirmado que el test de sangre oculta en heces, una prueba mucho menos invasiva, es igual de eficaz que la colonoscopia para detectar la presencia de esta enfermedad. El trabajo Colonprev, que se ha publicado en la revista The Lancet, es el primer estudio internacional de esta dimensión, ya que durante diez años se ha hecho seguimiento a 57.000 personas para comparar la eficacia de las dos principales estrategias.

En total, han participado hombres y mujeres de entre 50 y 69 años de ocho comunidades autónomas, entre las cuales Catalunya, pero también Aragón, Canarias, Galicia, Madrid, Murcia, País Vasco y la Comunidad Valenciana. Los participantes se dividieron en dos grupos, la mitad de los pacientes fueron llamados a hacerse una colonoscopia cada dos años y la otra parte a realizar el test inmunoquímico fecal, para estudiar la mortalidad por cáncer colorrectal tras una década. El proyecto ha contado con la financiación de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) y el Instituto de Salud Carlos III.

“La conclusión es que una prueba menos invasiva como es el test de sangre oculta en heces consigue los mismos resultados en términos de reducción de la mortalidad y de reducción de nuevos casos de cáncer que la colonoscopia”, ha asegurado el doctor Antoni Castells, director asistencial del Clínic y jefe del grupo de Oncología gastrointestinal y pancreática del Institut d’Investigacions Biomèdiques August Pi i Sunyer (IDIBAPS).

La mortalidad por cáncer colorrectal después de diez años fue similar en los dos grupos: 0,22% en el de colonoscopia y 0,24% en el de test de sangre oculta en heces, así como también lo fue la incidencia de los tumores. “Con estos resultados, las dos estrategias son equivalentes”, ha subrayado el doctor Castells. Una prueba que no solo es menos invasiva sino que también es más económica y accesible para la población.

Con estos resultados, los investigadores confían que pueda aumentar la participación en el cribado para la detección temprana de cáncer de colon y recto que desde hace años se lleva a cabo en Catalunya. El cribado no solo permite detectar el cáncer en estadios precoces de la enfermedad, sino que incluso la puede prevenir porque permite observar lesiones premalignas, conocidas como adenomas, y extirparlas antes de que evolucionen en cáncer. Una enfermedad que ya representa el segundo tipo de cáncer más mortífero y el tumor maligno más detectado en toda España.

El doctor Antoni Castells, director asistencial del Hospital Clínic y jefe del grupo de Oncología gastrointestinal y pancreática del IDIBAPS. © Laura Fíguls / ACN

De hecho, el proyecto Colonprev también ha demostrado que la gente está más predispuesta a participar en una prueba de heces que en una colonoscopia, ya que un 40% de las personas invitadas a hacerse un test de heces decidió formar parte del estudio, mientras que solo un 32% del grupo llamado directamente a realizarse colonoscopia decidió unirse.

Un artículo previo del mismo proyecto, pero centrado en los resultados obtenidos en la primera ronda del programa de cribado y publicado en The New England Journal of Medicine, ya demostró en 2012 que las dos estrategias detectaban el mismo número de tumores, pero este nuevo trabajo va más allá y consigue mostrar que estas dos técnicas también son equivalentes en términos de reducción de la mortalidad por cáncer colorrectal.

Alargar la edad de los cribados

“Creemos que este estudio puede incentivar la participación en los cribados, viendo que es un test fácil, cómodo de realizar y que el 95% de las personas que participan en el programa se ahorran la colonoscopia”, ha remarcado Castells. Entre en un 1% y un 5% de los casos se detecta sangre y, además, un resultado positivo no siempre es sinónimo de cáncer, ya que en la mayoría de ocasiones la sangre puede venir causada por pólipos benignos u otras lesiones en el aparato digestivo.

Kit informativo para participar en el cribado de cáncer de colon y recto.

En Cataluña un 50% de la población se hace el test de cribado, mientras que el objetivo europeo seria llegar al menos al 65%. “La participación es un tema clave y creemos que tenemos que hacer esfuerzos para mejorarla y lo tenemos que abordar de muchas maneras”, ha defendido Castells, quien ha reivindicado la necesidad de hacer esfuerzos para dirigirse a estos grupos específicos de población.

Los investigadores también han pedido ampliar la franja de edad de las personas a quienes esta dirigido el cribado, ya que actualmente se dirige a hombres y mujeres de entre 50 y 69 años, mientras que los doctores han defendido ampliar esta edad hasta los 74 años.

Actualmente, también se está debatiendo sobre si avanzar estos tests a los 45 años, porque se ha observado un incremento de casos en esta franja. Aun así, el doctor Enrique Quintero, gastroenterólogo del Hospital Universitario de Canarias y coordinador del estudio, ha señalado que hay que priorizar la ampliación a los 74 años y mejorar la participación en todas las comunidades autónomas. “No podemos pasar a cribrar por debajo de los 50 años si en algunas regiones no se llega al 40% de participación en la población de riesgo medio”.