Con eme de madrugar, de mente, de mérito, de método, de motivación, de marzo. Con eme de metrópoli, de metáfora, de movimiento, de mar, de marca. Con eme de mostrar y de medalla. Un maratón sitúa a una ciudad en el foco internacional unos días, no solo por la movida que implica a nivel organizativo, de diseñar un recorrido atractivo y representativo, cerrar calles, comunicarlo a los vecinos afectados, pensar planes de evacuación, reclutar voluntarios, pintar la línea azul que dibuja la ciudad en 42 kilómetros, sino, también, por cómo se explica esto al mundo. Como hacer que este evento sea el motivo por el que muchas personas deciden visitar nuestra ciudad, enamorarse de nuestras calles, de nuestra gente, de esa energía única que desprende cada ciudad cuando los corredores ocupan las calles y la ciudad es la anfitriona mundial del deporte por un día.
Un maratón empieza cuatro meses antes del día de la carrera. Empieza con los entrenos pautados, los madrugones, la resiliencia, el control de la dieta. El salir a correr sin ganas, con resaca, sin dormir, con la regla, después de una mala noche, y con frío, lluvia, calor y humedad. Negociar con tu familia, gestionar hijos y compromisos. Un maratón es una experiencia física y mental dura. Solo un 1% de la población mundial ha corrido y ha terminado un maratón. No hace falta haber terminado ninguno para sentirte mejor, pero, en cualquier caso, es una prueba que se cocina a fuego lento y tiene muchos momentos de duda y de tentación de abandono. El maratón es una metáfora de la vida, es tener un objetivo claro y organizar cada pasito hasta llegar a conseguirlo. Es lo más parecido a la vida misma. A las relaciones de pareja, a los objetivos profesionales, a tus logros académicos, a tu camino de aprendizaje como madre si lo eres, a tu determinación en conseguir tus sueños, a tus ganas de atreverte. Y como todo en la vida, lo más importante y divertido es el proceso, el camino.
Barcelona hace marca de ciudad organizando uno de los maratones más valorados del mundo. Desde 1980 hasta hoy, se han celebrado 47 ediciones, este año ha sido la de más participación, con 27.000 corredores. Os puedo asegurar que se vivía maratón en la ciudad desde los días anteriores, cuando ves a los atletas de 109 países llegando a la ciudad, reconociendo las calles y queriéndolas un poco más.
Un 60% de corredores eran extranjeros. El día antes del maratón conocí a Adelina, una mujer francesa de Lyon que estaba en Barcelona para su primer maratón. Coincidimos dándonos un masaje en los pies cerca del punto de salida y compartimos las emociones, dudas y miedos que trae todo maratón. Yo le hice de embajadora, le recomendé sitios para pasear y visitar, y le dije que quedaría maravillada de los barceloneses y su alegría en las calles. Le dije que Barcelona la ayudaría a correr.
La mañana de la carrera respiras ilusión, ganas, cansancio, dudas y miedo, en todos los idiomas del mundo, en atletas de todas las edades, condiciones y tendencias. Hay jóvenes, abuelos, algunos disfrazados, otros medio desnudos y otros muy abrigados. Pero la sonrisa nos une a todos. En nuestros cajones de salida, sonreímos, nos miramos, sabemos lo que nos ha costado llegar hasta ahí, y queremos estar, pase lo que pase. Durante la carrera aparecen las liebres que nos ayudan a perseguir esa línea azul, nos cuidan, motivan y soportan. Y celebramos Barcelona en estado puro. Nos sentimos orgullosas de ser parte de ella, bordeamos la Sagrada Família, el Paseo de Gràcia, nuestras playas y el Arc de Triomf, nos parece el paraíso. Hay un 20% que no llegan. Y hay un 80% que han experimentado una montaña rusa emocional durante cuatro horas que es la miniatura de una vida. Al final, constatamos que siempre podemos un poco más, que la vida va de atreverse y que nuestras calles y sus gentes son los mejores complementos para esta experiencia en muchos casos trascendental.
Conozco bien que se siente y lo difícil que es este reto. Esta vez terminé y disfruté mi onceavo maratón, con un dorsal muy especial. Puedes poner lo que quieras en tu dorsal, y justo este año la empresa que fundó mi padre cumple 42 años, los mismos kilómetros que los 21.644 finishers corrimos. Me gritaban: “¡Va Sirena!”.
Celebro las marcas valientes que patrocinan esta carrera y construyen legado. Este maratón tuvo la mayor participación de mujeres de la historia en Barcelona, con un 23%, y un 20% de liebres oficiales eran mujeres; siete de 35.
Barcelona es más bonita gracias también a su maratón.