Son muchas las razones para subir las infinitas escaleras de Montjuïc y visitar el Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC). Disfrutar de su impresionante colección de arte románico, única en todo el mundo, maravillarse con la vista panorámica que ofrece de la ciudad de Barcelona, o dejarse seducir por el misticismo del pintor barroco Francisco de Zurbarán en su nueva exposición temporal… Por si estas no fueran pocas, ahora también se suma el incentivo de disfrutar de alta gastronomía, con su nuevo restaurante Absis, el espacio gastronómico que cuenta con la propuesta culinaria diseñada por el chef Albert Raurich, exjefe de cocina del Bulli.
Raurich es actualmente propietario de los restaurantes del Raval Dos Pebrots y Dos Pallillos —que cuenta con una estrella Michelin— y trabajó más de once años en el Bulli. Una trayectoria gastronómica que se deja palpar también el Absis, donde el chef se ha atrevido a reversionar platos míticos del restaurante de Ferran Adrià como los filetes de sardina con envolturas de remolacha y pistacho, incluido en el libro del Bulli El sabor del Mediterráneo.
“Mi única pretensión con esta propuesta culinaria es que se coma bien”, ha expresado el chef, quien ha asegurado que en este nuevo espacio no busca crear cocina de vanguardia, “sino platos bien hechos, que conecten con la tradición mediterránea, con el producto y con el entorno inmejorable que ofrece el MNAC, con vistas panorámicas a toda Barcelona”.
Esta era la idea que también perseguía Vilaplana Catering, empresa que ganó la licitación para gestionar tanto el Absis como los demás espacios gastronómicos del MNAC por cinco años, hasta 2029, un espacio donde antes se encontraba el Òleum, gestionado por Singularis. Además de ejecutar la propuesta de Albert Raurich en el Absis, que no llevará de forma directa la cocina sino que seguirá al frente de sus dos restaurantes en el Raval, Vilaplana también gestionará el Oval Cafè, dentro del propio museo, o la terraza del MNAC. Unos espacios que también cuentan con ofertas renovadas e incluso guiños al famoso pastelero Christian Escribà.
“La línea gastronómica estaba clara, queríamos que cada plato sedujera al 95% de las personas que lo probaran, no queríamos propuestas complicadas ni demasiado extravagantes, sino que la gente disfrutara de cada bocado”, ha defendido Francesco Ferretti, responsable en Catalunya de Vilaplana Catering, empresa especializada en catering de alta gastronomía. La compañía, que cuenta con más de 4o años de trayectoria, está integrada en la empresa multinacional británica Compass Group y factura anualmente 30 millones de euros.
La intención era, por tanto, que la propuesta pudiera convencer al cerca de un millón de visitantes que recibe anualmente el MNAC, que el año pasado recuperó las cifras prepandémicas y recibió 860.000 visitantes, un 50% de los cuales eran público local. Una propuesta que pudiera convencer tanto a los turistas que acuden al museo como a los vecinos de la ciudad, y que incluso consiguiera atraer a un perfil de visitante que no suele ir al museo pero que sí se deja seducir por la altagastronomía y que, de paso, visita el museo, para que estos espacios se complementen e incluso se retroalimenten. Desde el museo han confirmado que ahora estudian la posibilidad de ofrecer entradas combinadas a las exposiciones temporales que también incluyan una cena en el restaurante, pero entendiendo que estas son experiencias separadas y sin forzar ideas rebuscadas como la creación de platos inspirados en pinturas.

El director del MNAC, Pepe Serra, ha asegurado que Raurich ha entendido perfectamente el encargo y presenta una “propuesta sólida, honesta y en sintonía con el espacio en el que se encuentra”. Con capacidad para atender simultáneamente 60 personas en cada turno, el restaurante Absis abrirá sus puertas de martes a domingo al mediodía, así como las noches del viernes y el sábado, con la posibilidad también de acoger eventos de hasta un centenar de comensales.
“Queremos explicar la cocina catalana desde este balcón privilegiado que nos ofrece el MNAC, con vistas a toda la ciudad”, ha afirmado Raurich. Una propuesta marcadamente mediterránea, con platos como el pollo de payés a la catalana con ciruelas, pero que el chef reinventa para ofrecer un plato mar y montaña, creando un plato de contrastes bien integrados con melocotón y vieiras, o la espuma de crema catalana, otro clásico de la gastronomía catalana a la que el chef añade frambuesas que se integran armónicamente en boca.

Otra de las claras apuestas del chef es por la cocina sostenible y con producto de proximidad. “En Absis no hemos venido a inventarnos nada, sino que encontraremos buena cocina, con humildad, con gustos reconocibles, y que nos ayuden a completar nuestra visita al museo”, ha defendido Raurich.
Así, los comensales podrán elegir entre carta, con un tiquet medio de 45 euros, menú diario al mediodía por 35 euros —que incluye bebida y pan— o un menú degustación por 60 euros, pensado para disfrutar de medias raciones de los platos más auténticos de la carta, como las alubias de Santa Pau con almejas y pomelo o el escabeche caliente de aceitunas y uva, un inicio de menú transgresor en el que el chef marca sus intenciones desde el primer bocado.
En la carta no faltarán clásicos de la cocina mediterránea, que seducirán a todo aquel turista hambriento de probar comida local, como la tortilla abierta de gambas al ajillo, los calamares a la romana de verdad o los garbanzos con bacalao, pero que también sorprenderán al consumidor local. “Es un proyecto que irá evolucionando con el tiempo, escuchando a nuestros clientes y al entorno”, ha reconocido el chef catalán.
“La idea no es que nos hagamos competencia con nuestros otros locales, como el Dos Pebrots, también centrado en gastronomía mediterránea, sino que ofrezcamos una propuesta de tanta calidad que la gente quiera degustar los demás restaurantes y también volver al museo para probar más bocados”, ha sentenciado Raurich.