Restos desenterrados de un barco medieval durante las obras de la Ciutadella del Coneixement.

Las obras de la Ciutadella del Coneixement desentierran un barco del siglo XV

El equipo de arqueólogos aseguran que se trata de un hallazgo "excepcional", ya que hasta ahora solo se había descubierto otra embarcación de estas características en la ciudad, la 'Barceloneta I', localizada en 2008 en unas obras próximas a la estación de Francia. Los restos permitirán completar el conocimiento sobre la intensa actividad marítima de la Barcelona medieval.

Barcelona mira hacia el futuro con iniciativas como la Ciutadella del Coneixement, el complejo de investigación científica puntero en Europa que acogerá a unos 2.000 investigadores. Una apuesta de futuro que, sin embargo, se sustenta y construye sobre los pilares de una ciudad con miles de años de historia. Bajo los edificios que constituirán esta ciudad del futuro, se esconde una Barcelona milenaria que, de vez en cuando, se deja descubrir a través de obras que construyen la ciudad, como las casas medievales recientemente localizadas en las obras de la Via Laietana. Los trabajos del futuro centro científico de la Ciutadella del Coneixement, que previsiblemente se alargarán hasta 2028, también han desenterrado una parte de este pasado histórico, del que han emergido los restos de un barco medieval que permitirá ampliar el conocimiento sobre la intensa actividad marítima en la ciudad.

Concretamente, los restos que se han encontrado corresponden a un pecio, término que se utiliza en arqueología subacuática para hacer referencia a una embarcación naufragada o abandonada y cubierta por sedimentos a lo largo del tiempo. Siglos más tarde, las obras del futuro centro de investigación, a cinco metros por debajo del nivel del mar, han hecho emerger los restos de este antiguo barco, que fecha de los siglos XV o XVI, y que había quedado enterrado bajo la arena del litoral barcelonés.

El fragmento desenterrado, que corresponde a la popa y babor —la parte posterior-izquierda de la embarcación—, mide más de 10 metros de longitud y 3,5 metros de ancho, lo que permite corroborar que se trata de una embarcación de grandes dimensiones. Concretamente, los restos del barco constan de una estructura de treinta cuadernas —las maderas curvadas que conforman el esqueleto del barco—, así como dos piezas verticales, fijadas con clavos de hierro. Las condiciones en las que se ha encontrado la embarcación apuntan a que probablemente no naufragó en este lugar, sino que llegó a consecuencia de los temporales.

“No encontramos cada día un barco de estas dimensiones”, ha destacado Santiago Palacios, arqueólogo que dirige la excavación, que ha calificado el hallazgo de “excepcional”. De hecho, en la ciudad de Barcelona solo se había encontrado otra embarcación de condiciones similares, el Barceloneta I, localizado en 2008 en unas excavaciones cerca de la estación de França, y que actualmente se encuentra expuesto al Museu d’Història de Barcelona. Unos restos que datan del siglo XV —cronología similar a la de la embarcación encontrada ahora a la futura Ciutadella del Coneixement—, y con una tipología de construcción de tipo probablemente vasco.

En cambio, los restos del barco descubierto en el solar del antiguo Mercat del Peix reflejan una tipología de construcción propia del Mediterráneo medieval, conocida como esqueleto, que se extendió por toda Europa a partir de medios del siglo XV. Estos dos barcos, por lo tanto, permiten documentar y estudiar las diferencias entre las dos tipologías constructivas que convivían en la ciudad en el siglo XV, y ofrece “una visión más completa de la diversidad y complejidad de la intensa actividad marítima durante la Barcelona medieval”, según Palacios.

El fragmento desenterrado mide más de 10 metros de longitud y 3,5 metros de ancho. © TheNBP

A pesar de ser un hallazgo excepcional, cuando el equipo de arqueólogos empezó a trabajar en esta parcela, ya se sospechaba que podrían localizar una embarcación tan antigua, por la profundidad en la que se está trabajando, a más de cinco metros bajo el nivel del mar, y su proximidad a la costa. De hecho, en el siglo XV el mar cubría el solar que ahora se está excavando, y no fue hasta 1439, con la construcción de los primeros muelles artificiales, cuando empezó a cambiar la línea de costa y la playa ganó espacio al litoral. Por este motivo, los arqueólogos no descartan desenterrar alguna otra sorpresa en la zona que todavía no han excavado del total de los 7.000 metros que ocupan las obras.

De momento, los arqueólogos no han podido determinar la cronología exacta de la embarcación, una información que se podrá obtener en los próximos meses, con el análisis del polen encontrado en el barco y del carbono 14, que permitirá detallar la procedencia, cronología e incluso la utilidad de esta embarcación. Por ahora, el Servei d’Arqueologia de Barcelona, con el asesoramiento del Museu d’Arqueologia de Catalunya – Centre d’Arqueologia Subaquàtica de Catalunya (CASC), se centra en la conservación de los restos encontrados.

Los restos corresponden a la popa y babor, la parte posterior-izquierda de la embarcación medieval.

Una conservación “delicada”, según ha detallado la restauradora Delia Eguiluz, ya que la madera, a pesar de ser un material habitual en la construcción naval durante la historia, solo se conserva en ambientes con unas características muy concretas, como los medios acuáticos, y se deteriora rápidamente cuando entra en contacto con el aire. Por este motivo, cuando se descubrieron estos restos a mediados de abril, se decidió no desenterrarlos del todo, sino mantenerlos parcialmente cubiertos con la arena original que los rodeaba. Además, un sistema de riego asegura que, día y noche, la madera no se seque ni se degrade.

En este momento, se está evitando manipular los restos directamente, y los arqueólogos trabajan mediante la aplicación de marcas y fotografías tridimensionales de alta precisión para obtener más información de las piezas. Posteriormente, los fragmentos serán traslados “pieza a pieza, después de una limpieza exhaustiva de cada una de las maderas, en contenedores llenos de agua”, tal como explicaba Eguiluz. Una vez trasladadas, se llevará a cabo un proceso de desalado y aplicación de resina para garantizar la conservación de estos materiales a largo plazo. Un proceso de conservación y restauración que puede alargarse por más de cuatro o cinco años, antes de que pueda ser expuesto en algún museo, a pesar de que todavía es pronto para establecer el posible destino de estos restos.

Un sistema de riego garantiza, día y noche, la conservación de la madera de la embarcación. © TheNBP

Además del barco, en las obras también se han encontrado restos orgánicos, como una piña o raíces de frutos secos, como avellanas o almendras, unos elementos que actualmente se están estudiando pero que no se descarta que pudieran datar de una cronología similar a la de la embarcación, o incluso que tuvieran alguna relación directa con esta. Xavier Maese, del Servei d’Arqueologia de Barcelona, ha asegurado que se trata de una gran cantidad de restos como para haber llegado casualmente, sino que es probable que estos elementos puedan estar relacionadas con la embarcación. Asimismo, los trabajos también han permitido recuperar hasta 40.000 metros de arena, que ya está siendo utilizada para regenerar la playa de Sant Sebastià, donde ya se han trasladado unos 25.000 metros de arena.

La excavación arqueológica, de la mano de la empresa Arqueòlegs.cat, se inició a la vez que las obras, a principios de 2023, y estos hallazgos no deben retrasar los trabajos. Con un calendario que se ha ido dilatando a lo largo de los años, la finalización de la Ciutadella del Coneixement está inicialmente prevista entre 2027 y 2028, cuando se convertirá en un centro puntero de investigación, con profesionales del Parc de Recerca Biomèdica de Barcelona (PRBB), el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el Barcelona Institute of Science and Technology (BIST) y la Universitat Pompeu Fabra (UPF).

Concretamente, los trabajos ahora se centran en la base del complejo, donde se situará el futuro aparcamiento subterráneo de BSM, empresa pública que ya gestionaba el antiguo parking que durante años había ocupado este espacio, donde históricamente se podía encontrar el Mercat del Peix de la ciudad. La previsión es que el aparcamiento, con una inversión total de 22,2 millones de euros, pueda entrar en funcionamiento durante el primer trimestre de 2026, para posteriormente levantar los tres edificios que conformarán el futuro centro de investigación.