Tirant Lo Blanc
El elenco de 'Tirant Lo Blanc' acompañado por su director, Joan Arqué, y el autor del texto, Màrius Serra. © David Ruano

El Romea muestra el Tirant lo Blanc que nadie leyó en clase

El teatro barcelonés sube al escenario la versión actualizada de Màrius Serra, quien mira a un Mediterráneo todavía mortal y desmitifica la figura del héroe

Tirant lo Blanc era uno de esos libros que nadie se podía saltar en clase. Lectura obligatoria para muchas generaciones, muchos recuerdan sus escenas más subidas de tono y todas las bromas que hicieron cuando lo iban estudiando. Así les pasó a los integrantes de la compañía teatral que representarán en el escenario del Romea la nueva versión, escrita por Màrius Serra y dirigida por Joan Arqué. A todos ellos les entró en examen la novela caballeresca de Joanot Martorell y hasta están los que lo recuerdan como la actriz Clara Mingueza, en el papel de Carmesina, quien reconoce que se llegó a excitar leyéndolo.

Serra, el encargado de reducir una historia de 1.000 páginas a tan solo 38 páginas para su puesta en escena, admite que las adaptaciones que se han hecho para institutos estaban pensadas para disparar sin escrúpulos a las hormonas de los adolescentes, pero que hay mucho más Tirant lo Blanc que las escenas amorosas, así como las batallas. El escritor lo ha querido reflejar en su adaptación del clásico, poniendo el foco en el mar en el que naufragó el protagonista, donde hoy muchos migrantes siguen muriendo ahogados. “Más de cinco siglos después, sufrimos los mismos conflictos”, remarca Serra. “Empieza con la traición de la Vídua Reposada para hacer creer a Tirant que Carmesina lo engaña. Esto le genera mucha rabia, el embarco de Tirant y el posterior naufragio que desemboca en los episodios norteafricanos. Un naufragio en el Mediterráneo, visto con ojos del siglo XXI, adquiere unas capas muy diferentes y nos remite a aquello que vivimos en la actualidad: cristiandad contra la amenaza exterior y, sobre todo, el miedo al otro”, añade.

Es aquí donde los lectores antes adolescentes que ahora representarán en el teatro del Raval a los nueve personajes en los que se ha concentrado la obra se dan cuenta de que de todo eso no recuerdan nada. “Toda la parte del naufragio y su periplo en tierras africanas no sabía ni que existía, es un episodio que no te hacían leer en el cole”, expone la actriz Laura Aubert, en el papel de Plaerdemavida, “daremos a conocer una parte poco conocida y haremos justicia enseñando que Tirant no es tan blanco”.

“A mi Tirant me hubiera cortado la cabeza”, apunta el actor Moha Amazian, en el papel del Emir dels Emirs, una adaptación de Serra, ya que en la versión original era Cabdill dels Cabdills, un título con demasiadas connotaciones en el país. “No se explicaban aquellos momentos en los que Tirant podía presentarse como una persona reprobable. Para mí, Tirant era un héroe mientras que el Emir, tal y como lo dibuja Martorell, me parecía una persona sin escrúpulos. Nosotros hemos buscado un punto de humanidad. Todo ello desdibuja la heroicidad de Tirant y es importante hacer este ejercicio. Màrius y Joan han decidido cuestionar una figura que, a muchos, quizás les dolerá ver en una situación delicada o menos benevolente”, agrega Amazian. Pero no solo se verá bajo otro prisma a un héroe clave en la historia de la literatura catalana, sino que también se será más comprensivo con otros personajes de la trama habitualmente criticados, como la Vídua Reposada, entendiendo un poco más sus motivos e inseguridades, alejándose del manido mito de mujer malvada, celosa y rencorosa.

Cabe decir que en Tirant lo Blanc entra en acción una palabreja como ucronía, algo que poco se oyó en clase y no salía en examen. Se refiere a la reconstrucción de una historia a partir de datos hipotéticos. “Estoy segura de que mis profesores no sabían ni que era una ucronía”, defiende Mingueza. Esta fue la verdadera intención de Martorell, quien empezó a escribir la novela siete años después de la caída de Constantinopla “para corregir con la pluma la derrota que la espada de los turcos había infligido a los cristianos”, subraya Serra.

La versión actualizada del clásico que hasta gustaba al Quijote se ha estrenado este martes y podrá verse hasta el 4 de agosto en el Romea, con una duración de menos de dos horas. No se representaba en su escenario desde hacía 16 años, según recuerda su director artístico, Josep Maria Pou. En aquel entonces fue Calixto Bieito quien se encargó de la adaptación y no dejó a nadie indiferente. Habrá que ver si pasa lo mismo con la propuesta de Serra y Arqué, quien recientemente dirigió el Canto jo i la muntanya balla de Irene Solà, donde se acompañó de la música de Judit Nedderman y ahora vuelve a contar con ella, haciendo que esté en el escenario como una actriz más. Coproducción del Romea y el Festival Grec, la obra volverá más adelante al teatro barcelonés y se verá también en el festival Sagunt a Escena y en Madrid, en el Teatro de la Comedia.

Tirant lo Blanc
Una escena con Quim Àvila (Tirant lo Blanc) y Clara Mingueza (Carmesina). © Guillem Roset/ACN

Un Grec muy barcelonés

El estreno de Tirant lo Blanc se ha adelantado un día al pistoletazo de salida de la 48a edición del Festival Grec, donde se vuelve a mirar a su ciudad natal después de haber pasado unos años yendo por los diferentes continentes. Desde el miércoles hasta principios de agosto, un total de 81 espectáculos, con 35 obras de teatro y 15 conciertos, darán un nuevo significado a eso de la marca Barcelona. En el último año con Cesc Casadesús como director, participarán artistas como Sílvia Pérez Cruz, Rita Payés, Alizzz y Queralt Lahoz, y compañías como La Veronal, La Brutal y Dagoll Dagom. También se podrá ver a Angélica Liddell, una gran figura internacional de la escena actual nacida en Figueres a la que aún queda mucho que reconocer a nivel local.